
Para millones de mexicanos, el Mundial de futbol de la FIFA es más que un evento deportivo. Es una experiencia completa que se vive en estadios, pantallas y pláticas casuales. Pero en 2026, esa emoción viene con una etiqueta de precio que obliga a hacer cuentas. Y es que ese gasto va a competir directamente con la renta, las colegiaturas, las vacaciones familiares o incluso la comida del día a día.
Asistir a un solo partido puede costar entre 38,000 y 69,000 pesos por persona, dependiendo de la sede, el tipo de boleto y la anticipación con la que se planifique el viaje. El desglose incluye un boleto estimado entre 5,000 y 8,000 pesos, vuelos nacionales que van de los 1,000 a los 4,000 pesos, o internacionales que rondan los 10,000 a 18,000 pesos, hospedaje por tres noches entre 6,000 y 12,000 pesos, comida y transporte local por unos 4,000 a 6,000 pesos; además de gastos adicionales como recuerditos, seguros de viaje o trámites migratorios.
Si se planea asistir a más de un partido o extender la estancia, el presupuesto puede duplicarse fácilmente. En términos prácticos, ver tres partidos equivale a pagar entre uno y tres meses de renta en la Ciudad de México, o cubrir diez canastas básicas familiares.
El futbol siempre enciende pasiones en México, pero cuando ir resulta tan difícil en términos monetarios, la pasión se cruza con la desigualdad. Para un estadounidense promedio, el gasto mundialista representa menos de un mes de ingresos. Para un mexicano, puede significar el ahorro de todo un año. No es solo una diferencia de poder adquisitivo: es una diferencia de acceso a la experiencia.
El juego también está en las finanzas
Más allá del estadio, el Mundial impacta el consumo cotidiano. Playeras, pantallas, cenas con amigos, escapadas a bares: todo se multiplica en años mundialistas. Según datos de Kueski Pay, el gasto relacionado con el futbol crece de forma significativa durante estos periodos. Y aunque no todos viajarán a Estados Unidos o Canadá, muchos vivirán el torneo desde casa o en los partidos que se llevarán a cabo en nuestro país, con gastos que también requieren planeación.
La emoción no es el problema. El descontrol sí. El gasto por impulso —ese que se justifica con frases como “es una vez cada cuatro años”— puede convertirse en deuda si no se anticipa. Y en un país donde el crédito formal aún tiene barreras, las decisiones financieras mal pensadas pueden durar mucho más que el torneo.
¿Cómo ahorrar para el Mundial sin perder la cabeza?
La planeación financiera no tiene que ser aburrida ni restrictiva. Puede ser tan estratégica como un buen planteamiento táctico en la cancha. Ahorrar con tiempo, reservar vuelos y hospedaje —si se requieren— con anticipación, evitar la reventa y usar herramientas de pago flexibles son formas de vivir el Mundial sin comprometer la estabilidad personal.
Claudia Infante, directora de marketing integrado en Kueski, lo resume con claridad: “Un partido dura 90 minutos, pero una mala decisión financiera puede durar años”.
¿Y si el Mundial no está en tus planes?
También hay Mundial para quienes no viajan o no van a estadios. Fan zones, reuniones familiares, transmisiones públicas: la experiencia se adapta. Pero incluso en casa, conviene separar un presupuesto específico. Porque el futbol se vive con intensidad, y esa intensidad también mueve dinero.
El Mundial 2026 será histórico por muchas razones. Pero para los mexicanos, también será una prueba de qué tanto puede costar la emoción. Y de cómo convertirla en una experiencia que se disfrute sin que duela después