
Emprender y criar hijos con tu pareja es una tendencia que crece. Un estudio reciente de la Biblioteca Nacional de Medicina reveló que casi una de cada cuatro pequeñas empresas, solo en Estados Unidos, está dirigida por parejas. Pero más allá del mito de las “parejas poderosas”, hay poca información real sobre lo que implica compartir cama, presupuesto y negocio. Para muchos, la línea entre lo personal y lo profesional no solo se difumina… simplemente desaparece.
Mi esposo Joe y yo fundamos Serenity Kids, la marca de comida para bebés que no tiene fecha de caducidad, hemos crecido mucho en Estados Unidos. Nuestra historia está ligada a nuestra vida: el negocio fue nuestro primer “hijo”, alimentado por nuestra frustración con la comida para bebés, que es poco saludable. El segundo fue un bebé humano, que este año cumple siete años.
A medida que crece nuestra empresa y navegamos la crianza, he aprendido lecciones sobre estrategias y límites que mantienen nuestro matrimonio y nuestro negocio saludables.
El límite innegociable que salvó nuestro matrimonio
Puede sonar contradictorio para fundadores cuya vida está pegada al negocio, pero poner un alto a las conversaciones de trabajo al cruzar la puerta de casa se volvió para Joe y para mí la base de la resiliencia de nuestra relación.
En los primeros años de Serenity Kids, trabajábamos prácticamente 24/7. Cada comida, cada viaje en auto, cada noche se convertía en reunión de negocios. Nuestra pasión era enorme, pero pronto me di cuenta de que los reportes constantes y la operación diaria erosionaban nuestra identidad como pareja. Éramos colegas que compartían hogar, no socios de vida.
La intrusión era sutil, pero constante: discutíamos estrategias durante la cena o analizábamos problemas de la cadena de suministro justo antes de dormir. Me di cuenta de que extrañaba a mi pareja, y que no sabía nada de su vida fuera del trabajo.
El punto de quiebre llegó cuando Joe durmió en la habitación de invitados tras otra pelea de trabajo. Esas noches no solo nos desconectaban; nos hacían retroceder, personal y profesionalmente. Porque nuestra conexión cercana es nuestra “salsa especial”. Nuestras personalidades son totalmente opuestas: él es extrovertido, yo introvertida; yo perfeccionista, él del tipo “todo bien”. Cuando estamos desconectados, cada uno funciona como la mitad de un todo incompleto. Sabía que necesitábamos un espacio sagrado donde ser simplemente Serenity y Joe, sin los títulos laborales de por medio.
Nuestra solución fue un compromiso firme con la compartimentación. Claro que las emergencias reales se discuten, pero la norma es clara: al llegar a casa, cambiamos de tema conscientemente. Hablamos de nuestro día como padres y como individuos, priorizamos la conexión humana sobre cualquier asunto laboral. Tenemos reuniones individuales tres veces por semana solo para temas de trabajo. Si alguno saca un asunto fuera de lugar, decimos: “¡ponlo en la agenda!”.
Además, contamos con noches de cita y días especiales en los que evitamos tanto trabajo como conversaciones sobre los hijos, y retiros trimestrales donde visualizamos el futuro de nuestra relación, familia y empresa. Este límite, aunque difícil al inicio, ha sido invaluable: nos obliga a ser eficientes en las horas de trabajo y nos da el espacio emocional necesario para nutrir nuestra relación, lejos de las demandas constantes del negocio.
División estratégica del trabajo
En cualquier equipo de cofundadores, definir roles con claridad es fundamental. Pero cuando agregas la crianza de los hijos a la ecuación, esa claridad deja de ser solo importante y se vuelve crucial para sobrevivir. Para Joe y para mí, esta ha sido un área de crecimiento y aprendizaje constante.
Durante los primeros años tras la llegada de nuestra hija, sentía la misma presión que muchas madres trabajadoras: “¿Qué hay para cenar? ¿Quién se encarga del baño y de la hora de dormir? ¿Qué reuniones tengo hoy? ¿Qué me voy a poner?”
Esa carga mental no solo implicaba cumplir tareas: era un río de pensamientos, planes y preocupaciones que me drenaban la energía. No dormía bien, no comía como debía y, en general, dejaba de cuidarme. Mientras Joe veía la tele por la noche, yo me quedaba despierta para lavar biberones, compraba ropa de bebé de talla más grande e investigaba la última erupción misteriosa de Della. Esto sin dejar de trabajar a tiempo completo y de llevar las finanzas y trámites familiares.
Me sentía miserable. Y tras rozar la muerte por COVID y neumonía, supe que algo tenía que cambiar.
Descubrí el método Fair Play de Eve Rodsky y me quedé sorprendida. Ahora podía ver la montaña de trabajo invisible que hice desde que nació Della, y que Joe ni siquiera sabía que existía. Después de algunas conversaciones difíciles y la disposición de Joe a experimentar con un método diferente, el peso constante comenzó a aligerarse. A lo largo de este proceso, él y yo nos hemos convertido en verdaderos compañeros. Ya no es un compañero que solo “ayuda”.
Esta filosofía moldeó la forma en que Joe y yo construimos nuestro matrimonio y abordamos la crianza. Él profundiza en esto en el episodio 7 de su podcast Dadicated Joe, donde comparte cómo hemos trabajado para mantener viva la llama de la paternidad.
Aplicar estos principios no solo trajo más armonía a mi familia, sino que también reforzó la importancia de los roles claros, el respeto mutuo y el bienestar integral en Serenity Kids. Trabajamos para construir una cultura y sistemas sostenibles donde todos puedan prosperar plenamente.
Aunque el ánimo es bueno, lo que realmente necesitamos es un compañero dispuesto a ayudarnos a doblar la ropa cuando esté amontonada. Hemos aprendido a ser ese apoyo mutuo. En la casa, en el trabajo. En todas partes.
5 lecciones importantes
He aprendido información práctica que podría ofrecer a otras parejas que consideren, o actualmente atraviesen, el complejo viaje del emprendimiento:
- Definición estricta de roles (y confianza inquebrantable): Esto no es negociable. Deben definir claramente quién es responsable de qué. Tienes que tener confianza absoluta en el área de tu socio. Arruinar sus decisiones en su área de responsabilidad es una amenaza directa tanto para el progreso del negocio como para la integridad de la relación.
- Cultivar espacios separados (incluso los simbólicos): Joe y yo aprendimos rápidamente que la proximidad física constante, y pasar del “modo trabajo” al “modo pareja” en la misma habitación, era contraproducente. Ya sean oficinas diferentes o simplemente “zonas” dedicadas, crear cierta separación física y mental durante el horario laboral es vital para el restablecimiento psicológico.
- Inversión proactiva en relaciones: Tu negocio lo exigirá todo, pero tu relación personal es la plataforma fundamental. Prioriza las citas románticas, incluso si son tranquilas. Participa en conversaciones no laborales. Recuerda y refuerza activamente los valores y el afecto compartidos que los unieron inicialmente, más allá de la ambición empresarial.
- Adopta el equilibrio dinámico, no la perfección estática: El concepto de “equilibrio perfecto” es un mito. Algunos días, el negocio será la prioridad absoluta. Otros, tu hijo necesitará tu atención. El éxito reside en aceptar esta flexibilidad y adaptarse, en lugar de perseguir un ideal rígido e inalcanzable.
- Aprovecha la asesoría externa objetiva: Contratar a un tercero objetivo —un coach empresarial, un terapeuta especializado en parejas emprendedoras o incluso un mentor de confianza— proporciona una perspectiva invaluable. Pueden facilitar la resolución sana de conflictos, refuerza los límites y garantiza que la comunicación se mantenga sólida y constructiva.
El camino de crear Serenity Kids es una clase difícil de liderazgo, colaboración y paternidad para Joe y para mí. No solo revolucionamos el mercado de la comida para bebés; demostramos activamente un nuevo paradigma sobre cómo las parejas ambiciosas pueden construir una empresa próspera y una vida familiar plena.
No es perfecto y, la mayoría de las veces, es complicado. Pero espero que nuestra historia inspire a otras parejas a poner límites estratégicos, cultivar respeto mutuo y fortalecer su resiliencia. Quizás quienes tenemos la suficiente valentía para recorrer el camino del emprendimiento y la crianza juntos realmente podamos lograrlo todo… aunque eso implique acostar a tu “primer bebé” antes de pensar en la hora de dormir en casa.