
El ecosistema bancario mexicano, dominado históricamente por un puñado de instituciones tradicionales que controlan cerca del 70% del mercado, acaba de presenciar un momento decisivo en su evolución digital. Revolut, la gigante financiera británica valorada en más de 75,000 millones de dólares, consiguió lo que ningún otro neobanco internacional había logrado: obtener una licencia bancaria y la autorización de operaciones completa en México completando todo el proceso regulatorio desde cero.
La autorización final otorgada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), con el visto bueno del Banco de México, no es solo otro permiso más en el escritorio de los reguladores. Representa un cambio sísmico en un mercado donde apenas 49% de la población adulta tiene acceso a servicios financieros formales y donde la banca digital ha sido más promesa que realidad.
“Estamos muy agradecidos con las autoridades por este voto de confianza”, dijo Juan Miguel Guerra, CEO de Revolut Bank S.A. —la filial mexicana de Revolut—. “Hemos adaptado nuestra aplicación bancaria de clase mundial para atender a los clientes en todo México, ya sea en casa o en el extranjero, y esto es solo el comienzo.

Un mercado maduro para la disrupción
México presenta una paradoja fascinante para los observadores del fintech. Por un lado, es la segunda economía más grande de América Latina con un PIB superior a 1.7 billones de dólares. Por otro, mantiene niveles de bancarización que palidecen frente a economías similares. Mientras Chile alcanza una bancarización de 74% y Brasil de 71%, México se ha estancado en menos del 50%.
Esta brecha es un terreno fértil para los neobancos. Jugadores como Nubank, Ualá y Klar han capturado millones de usuarios ofreciendo tarjetas de débito y servicios básicos. Sin embargo, la mayoría opera bajo figuras como SOFIPO (Sociedad Financiera Popular) o mediante alianzas con bancos establecidos, limitando su capacidad de ofrecer el espectro completo de servicios bancarios.
La jugada de Revolut
Lo que distingue a Revolut no es solo su tecnología o sus 65 millones de usuarios globales. Es su apuesta por el camino más difícil: solicitar y obtener una licencia de Institución de Banca Múltiple completa, sin atajos ni alianzas intermedias. Esta decisión, que tomó años de navegación regulatoria, le otorga ventajas competitivas cruciales:
1. Protección IPAB Completa. Los depósitos de sus clientes estarán protegidos hasta por 3.4 millones de pesos mexicanos, un nivel de seguridad que genera confianza instantánea en un mercado donde el escepticismo hacia las fintechs persiste.
2. Autonomía operativa total. A diferencia de competidores que dependen de infraestructura bancaria ajena, Revolut podrá innovar sin restricciones de terceros, acelerando el lanzamiento de productos adaptados al mercado mexicano.
3. Credibilidad regulatoria. Ser el primer neobanco internacional en completar este proceso desde cero envía una señal poderosa tanto a consumidores como a inversionistas sobre su compromiso a largo plazo con México.
Las implicaciones para el ecosistema
La entrada de Revolut con licencia completa podría catalizar cambios estructurales en tres frentes:
Para los consumidores. La promesa de una “aplicación bancaria de clase mundial” adaptada localmente sugiere características que han sido exitosas en Europa: cambio de divisas sin comisiones, herramientas avanzadas de presupuesto, criptomonedas integradas y suscripciones premium con beneficios adicionales. Para los 12 millones de mexicanos que envían o reciben remesas anualmente, las capacidades internacionales de Revolut podrían ser especialmente atractivas.
Para la competencia. Los bancos tradicionales enfrentarán presión adicional para acelerar su transformación digital. BBVA, Santander y Banorte, que juntos controlan más del 50% del mercado, deberán responder con innovaciones propias o arriesgarse a perder participación, especialmente entre millennials y Gen Z.
Para el regulador. El éxito del proceso de Revolut valida la apertura de las autoridades mexicanas hacia la competencia digital, potencialmente alentando a otros jugadores globales a seguir el mismo camino. La mención de Juan Miguel Guerra sobre el “compromiso de fomentar la competencia en la industria”, quizás sugiere un ambiente regulatorio más receptivo que en el pasado.
El panorama regional
La estrategia latinoamericana de Revolut —con operaciones en Brasil, licencia en proceso en Colombia y adquisición pendiente en Argentina— la posiciona como el primer verdadero retador panregional a los gigantes bancarios tradicionales. Este enfoque multi-país podría crear sinergias operativas y de producto únicas, especialmente relevantes en una región con creciente integración comercial.
Mientras los usuarios mexicanos se inscriben en la lista de espera de Revolut, el sector bancario nacional enfrenta su momento de verdad. La llegada de Revolut no es solo la entrada de otro competidor digital; es la materialización de un nuevo estándar donde la experiencia del usuario, la transparencia de costos y la innovación constante dejarán de ser diferenciadores para convertirse en requisitos mínimos.
Para un país donde abrir una cuenta bancaria tradicional puede tomar días y donde las comisiones ocultas son la norma, la promesa de Revolut de consolidar “todas las necesidades financieras en un solo lugar” suena revolucionaria. Y considerando que la idea de “revolución” está en su nombre, tal vez no deberíamos sorprendernos de que estén cumpliendo esa promesa al pie de la letra.