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En su Era más Wi$h Li$t: la economía detrás de las 34 versiones de The Life of a Showgirl de Taylor Swift

34 versiones distintas permiten a sus fans coleccionarlo, generando ventas millonarias y una lección sobre cómo monetizar la devoción en la era del streaming.

En su Era más Wi$h Li$t: la economía detrás de las 34 versiones de The Life of a Showgirl de Taylor Swift [Foto: Cortesía]

El último álbum de estudio de Taylor Swift, The Life of a Showgirl, acaba de disfrutar de semanas en lo más alto de las listas de Billboard, después de superar todos los récords de ventas en la historia desde su debut y sus diferentes versiones.

Tan solo en Estados Unidos, vendió más de cuatro millones de unidades equivalentes a álbumes en su primera semana, una métrica que combina las ventas físicas, las descargas y las reproducciones en streaming en una sola cifra.

Que Swift vuelva a encabezar las listas de éxitos con su último álbum probablemente no sorprenda a nadie. Lo que sí llamó la atención es la forma en que lo logró: en tan solo una semana, lanzó 34 versiones del mismo álbum.

Esto fue más que una estrategia de marketing ingeniosa. Fue economía en acción. El lanzamiento de Swift es una lección magistral de economía pop, que muestra cómo los artistas transforman la atención, la escasez y la emoción en ingresos a una escala sin precedentes.

La versión de Taylor

The Life of a Showgirl se publicó en docenas de formatos, con ediciones físicas y digitales adaptadas a diferentes niveles de compromiso.

En total, durante la primera semana, hubo 27 ediciones físicas (18 CD, ocho LP de vinilo y un casete) y siete variantes de descarga digital.

Una variedad de portadas, vinilos de colores, pistas adicionales e insertos firmados convirtieron un álbum en una serie coleccionable en lugar de un producto individual. Otros artistas, como los Rolling Stones, ya habían utilizado esta estrategia, pero rara vez en esta escala o con una respuesta tan intensa por parte de los fans.

Los economistas le dicen “versionado”: ofrecer múltiples versiones del mismo producto para que los clientes revelen cuánto están dispuestos a pagar.

El último álbum de Taylor Swift se lanzó en muchos formatos diferentes. John Taggart/EPA

Para muchos oyentes ocasionales, una versión es suficiente. Pero para los Swifties devotos, coleccionar ediciones es irresistible.

Al tentar a estos superfans a comprar ediciones especiales a precios elevados, Swift captura el excedente del consumidor: la diferencia entre lo que un fan está dispuesto a pagar y lo que realmente paga.

En lugar de desaprovechar ese dinero, la estrategia convierte la pasión en beneficio. El coste de crear portadas o colores de vinilo adicionales es mínimo, pero la disposición de los fans a pagar más por ellos es alta. Ahí reside precisamente la rentabilidad de las versiones.

La psicología de gastar como un Swiftie

La estrategia de Swift no se basa solo en los precios. Se basa en cómo las personas toman decisiones en la práctica, influenciadas por las emociones, las preocupaciones por el estatus y la presión social, en lugar de considerarlas como consumidores perfectamente racionales según la teoría económica.

Una de las ideas más sólidas de la economía conductual es la aversión a las pérdidas. Las personas sienten el dolor de perder algo más que el placer de ganarlo. El lanzamiento de Swift aprovecha esto al máximo.

Las ediciones limitadaslos lanzamientos sorpresa y las portadas exclusivas de los minoristas plantean la decisión no como “¿debería comprar esto?” sino como “¿quiero perdérmelo?”.

Para muchos fans, la idea de perderse para siempre una versión concreta les resulta peor que el costo de pagarla en el momento.

La escasez intensifica la demanda. Cuando los artículos solo están disponibles brevemente o en cantidades fijas, se convierten en bienes posicionales, valorados no solo por lo que son, sino también porque otros podrían no ser capaces de conseguirlos.

Las investigaciones demuestran que cuando algo es escaso e incierto, la gente actúa más rápido y gasta más.

Cuando un vinilo supera a miles de reproducciones en streaming

Estas decisiones emocionales se traducen en resultados comerciales. En los principales mercados musicales, cada compra física cuenta para las listas de éxitos, independientemente del formato. Si un fan compra cuatro copias, eso cuenta como cuatro ventas. Cuando miles hacen lo mismo, las cifras de la primera semana se disparan.

Esta estrategia cobra aún más sentido en la era del streaming, donde escuchar la música influye mucho menos en las listas de éxitos que las ventas físicas. En la lista Billboard 200 de Estados Unidos, se necesitan aproximadamente 1,250 reproducciones de pago o 3,750 reproducciones con publicidad para igualar la venta de un álbum.

Las ventas físicas vuelven a ser una importante fuente de ingresos para la industria musical. En Estados Unidos, en 2024, los formatos físicos generaron alrededor de 2,000 millones de dólares, 5% más que el año anterior.

Las ventas de vinilos aumentaron por decimoctavo año consecutivo y representaron casi tres cuartos de todos los ingresos por música física.

Donde la estrategia encuentra sus límites

El versionado funciona, pero tiene sus límites. Incluso los fans más devotos llegan a un punto en el que el entusiasmo disminuye y el costo les importa.

Los economistas lo denominan utilidad marginal decreciente. La primera versión de un álbum produce mucha satisfacción. La quinta o sexta, menos. Con el tiempo, una nueva versión no aporta suficiente disfrute como para justificar el precio. Los fans empiezan a sentir que ya fue suficiente.

Algunos fans ya se preguntan si tantas versiones son exageración. Esa reacción es importante. La confianza y la buena voluntad funcionan como capital: se tarda en construirlas, pero también se puede perder. Si los fans empiezan a sentirse poco valorados, la lealtad se vuelve más difícil de mantener e incluso más difícil de recuperar.

The Life of a Showgirl fue una lección sobre cómo monetizar la devoción de los fans. Pero todo espectáculo tiene un final. Si los fans empiezan a sentirse como clientes en lugar de parte del espectáculo, los aplausos pueden desvanecerse rápido.


Paul Crosby es Profesor titular en el Departamento de Economía en la Universidad de Macquarie.

Este artículo se republicó desde The Conversation bajo una licencia creativa. Lee el artículo original aquí.

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