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Todo fundador de IA cree que quiere una gran ronda de inversión —créeme, no es así

Las grandes rondas te impulsan hacia la imagen en lugar del rendimiento. Empiezas a construir para la junta directiva en lugar del cliente.

Todo fundador de IA cree que quiere una gran ronda de inversión —créeme, no es así [Imágenes: katestudio/Adobe Stock; kv_san/Adobe Stock]

Hay una extraña atracción gravitacional en el ecosistema de la IA ahora mismo y los fundadores quieren recaudar una ronda de inversión gigantesca. Una capitalización inicial de 50 millones de dólares. Una ronda Serie A de 200 millones de dólares. El tipo de recaudación que acapara titulares, te llena la bandeja de entrada y hace que tus padres por fin entiendan que tienes un trabajo de verdad.

He recaudado ambos tipos de rondas. Una de 12 millones de dólares que se veía increíble en TechCrunch. Y recientemente, una presemilla intencionadamente pequeña, pero con exceso de oferta, para mi nueva empresa, Empromptu.ai, donde los inversionistas compitieron por la asignación como si regaláramos entradas para Taylor Swift. Al haber vivido ambas situaciones, esta es la verdad que nadie en el mundo de la IA quiere decir en voz alta: una megaronda podría ser la manera más rápida de arruinar tu empresa.

El problema de la perfección

Cuando recaudé 12 millones de dólares en mi última startup, CodeSee.io, pensé que ganaba. Menos de 30 mujeres negras han recaudado tanto capital de riesgo. Pensé que una gran cantidad de dinero significaba una gran validación. Y sí, años después, fue una validación. CodeSee.io era Cursor antes de que Cursor se pusiera de moda. Pero lo que la gente olvida es que todo tenía que ser perfecto. Producto perfecto, ingeniería perfecta, marketing perfecto, ventas perfectas, timing perfecto. Te apuntas a la perfección con un capital tan grande. Y en cuanto te quedas corto, empieza a correr el reloj para la siguiente ronda, tu camino y la moral de tu equipo.

Esto es lo que nadie te dice hasta que ya vives dentro de la olla a presión.

Una megaronda es un contrato con el futuro, no una celebración del presente. Promete que crecerá como la hierba, incluso en un mundo caótico. En IA, especialmente, la mitad del mercado es ruido y la otra mitad, vaporware. Aún busca algo que encaje con el mercado, pero su cifra de recaudación le dice al mundo que ya está en el punto de encuentro. Ahora su trabajo no es construir la verdad. Es generar impulso.

Los mercados cambian, los tiempos cambian, y tu optimismo no compensa a tus inversionistas. Las grandes rondas te impulsan a priorizar la imagen en lugar de los resultados. Empiezas a construir para la junta directiva en lugar del cliente. Cuanto más ruidosa sea la ronda, más ensordecedoras serán las expectativas que le siguen. Antes de lanzarte a una ronda que genere titulares, debes plantearte preguntas difíciles:

  • Con base en tu motor GTM actual (no el que esperas tener), ¿qué rendimiento puedes ofrecer de manera realista?
  • ¿Tienes el pipeline de ventas, la dinámica de categorías y la estructura de equipo para hacer crecer 10 o incluso 20 veces el capital que deseas recaudar?
  • Si se produce un shock externo (una crisis económica, el estallido de una burbuja de IA o un cambio repentino en las últimas métricas que interesan a los inversionistas), ¿tiene tu empresa los marcos y la adaptabilidad para sobrevivir y aun así justificar su valoración?

Aumenta las apuestas

La mayoría de los fundadores no manejan estas cifras con honestidad. Idealizamos el optimismo. Pero la recaudación de fondos no se trata de cuánto crees que podría valer tu empresa, sino de si tienes la maquinaria para hacer realidad esa valoración en el futuro más adverso. Una megaronda multiplica cada suposición. Cada riesgo. Cada punto ciego.

Y el ego lo complica aún más. Que te digan que tu empresa vale 50 millones de dólares en la etapa inicial es embriagador. Es natural querer creer la versión halagadora de tu historia. Pero los mejores fundadores saben cómo dejar de lado su ego el tiempo suficiente para analizar su negocio con objetividad. A los inversionistas no les importa lo bien que se sienta la cifra; les importa si puedes recuperar su inversión.

Lo más importante: la IA cambia demasiado rápido para asumir grandes compromisos. El ciclo de entusiasmo de hoy es el cementerio de mañana. No querrás ser el fundador obligado a implementar una estrategia obsoleta porque para eso recaudaste fondos. El impulso solo es una bendición si te guían en la dirección correcta. Si no, se convierte en un ancla.

Con Empromptu, mantuvimos la ronda intencionalmente pequeña y ajustada, al menos por ahora. Priorizamos la disciplina sobre la dopamina. Y aquí está el secreto: una pequeña inversión te da una gran libertad. Puedes cambiar de rumbo. Experimentar. Decir no. Construir cosas inusuales. Construir las cosas correctas. Construir tu empresa en lugar de la teoría de cartera de tu inversionista.

Recaudar menos no significa pensar en pequeño. Significa pensar con más inteligencia. No necesitas una gran ronda de financiación. Necesitas progreso real, clientes reales y claridad real.

Y si aún quieres la ronda de 100 millones de dólares, al menos entra con los ojos bien abiertos. A veces, lo más poderoso que puede hacer un fundador es crecer al ritmo de la comprensión, no al del capital.

Author

  • Emma Sifuentes

    Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de México, cuenta con más de 20 años de experiencia en la comunicación, tanto en el sector público, como en el privado. Como editora, busca contribuir a la conversación sobre cómo moldear un futuro que valore la humanidad, la justicia y la igualdad.

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Sobre el autor

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de México, cuenta con más de 20 años de experiencia en la comunicación, tanto en el sector público, como en el privado. Como editora, busca contribuir a la conversación sobre cómo moldear un futuro que valore la humanidad, la justicia y la igualdad.