La fusión de Warner Bros.-Netflix podría condenar a los trabajadores del cine en Hollywood

En los meses posteriores a las huelgas de 2023 del Writers Guild of America (WGA) y el Screen Actors Guild–American Federation of Television and Radio Artists (SAG-AFTRA), los trabajadores de la industria cinematográfica adoptaron un lema: “Sobrevivir hasta el ’25”, una meta modesta que reflejaba la realidad de la industria. Las huelgas llegaron poco después de que la pandemia de covid-19 paralizara la producción. La fábrica de sueños se había convertido en una pesadilla.

La pausa en la producción provocada por la pandemia drenó los ahorros de los trabajadores, obligando a muchos a buscar ingresos fuera de la industria. Una vez que el trabajo se reinició, quienes querían regresar a trabajar –tramoyistas, operadores de cámara, guionistas, directores, personal administrativo, los Teamsters que transportan al elenco y al equipo a los sets de filmación– descubrieron que algunos de esos empleos nunca regresaron. La nueva normalidad de un Hollywood más pequeño y austero había llegado. Aunque los miembros del sindicato votaron casi unánimemente a favor de las huelgas gemelas de guionistas y actores, estas se prolongaron y la contracción de la industria continuó. Dos años después del fin de esas huelgas, la producción sigue a la baja.

¡Acción!

Cuando se dio a conocer que Netflix buscaba comprar Warner Bros. Discovery por 83,000 millones de dólares (mdd), un acuerdo que incluye sus extensos lotes de estudio en Burbank y HBO Max (los canales de cable de WBD se convertirían en una entidad separada), los trabajadores de la industria expresaron rápidamente su oposición.

“Que la compañía de streaming más grande del mundo absorba a uno de sus mayores competidores es exactamente lo que las leyes antimonopolio fueron diseñadas para prevenir”, dijeron en un comunicado el WGA-West y el WGA-East, instando a que se bloqueara el acuerdo. “El resultado eliminaría empleos, reduciría salarios, empeoraría las condiciones para todos los trabajadores del entretenimiento, aumentaría los precios para los consumidores y reduciría el volumen y la diversidad de contenido para todos los espectadores”.

El Directors Guild of America (DGA) emitió un comunicado similar. James Cameron advirtió francamente que la adquisición sería “un desastre”. SAG-AFTRA fue ligeramente más mesurado. “Un acuerdo que esté en el interés de los miembros de SAG-AFTRA y de todos los demás trabajadores de la industria del entretenimiento debe resultar en más creación y más producción, no menos”, dijo el sindicato en un comunicado.

Pura cosa buena…

El CEO de Netflix, Ted Sarandos, solo ve el lado positivo, describiendo la fusión como “pro-consumidor, pro-innovación, pro-trabajador”, así como “pro-creador” y “pro-crecimiento”. Las perspectivas para el gigante del streaming parecen prometedoras: el martes, Bloomberg reportó que WBD está rechazando el intento de adquisición hostil de Paramount Skydance, en parte debido a preocupaciones sobre el financiamiento del acuerdo. La junta directiva cree que la oferta de Netflix todavía ofrece un mayor valor para los accionistas. David Ellison, el CEO de Paramount Skydance, ha intentado apaciguar las críticas a su propuesta de adquisición afirmando que una Paramount-WBD combinada tendría más de 30 estrenos teatrales por año, un ligero aumento sobre la producción actual de los dos estudios.

Pero el escepticismo entre los trabajadores de la industria proviene de precedentes. Cuando las compañías se fusionan, significa pérdidas de empleo y menos proyectos. La International Alliance of Theatrical Stage Employees (IATSE), el sindicato de trabajadores cinematográficos “debajo de la línea” –operadores de cámara y técnicos, artistas de maquillaje y vestuario, tramoyistas, electricistas y similares– señaló las consecuencias perjudiciales que siguen a tales acuerdos en un número reciente de su boletín.

“Desafortunadamente, cuando grandes entidades se fusionan, no continúan produciendo la misma cantidad de contenido que cuando eran dos compañías separadas”, escribió el sindicato. (IATSE aún no ha comentado sobre el acuerdo Netflix-WBD).

Sangría de empleos

En abril de 2020, la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) registró una pérdida de 217,000 empleos en la industria cinematográfica y de grabación de sonido, su mayor caída de un solo mes en la historia. Incluso cuando la pandemia retrocedió, la producción no regresó. FilmLA, una organización sin fines de lucro establecida por la Ciudad y el Condado de Los Ángeles, encontró que el área metropolitana de L.A. perdió casi 19.7% de su participación en proyectos de televisión con guion de primer estreno entre 2022 y 2023, una de las caídas más grandes desde que la organización comenzó a rastrear los datos. El número se traduce en miles de empleos perdidos.

En 2023, los trabajadores fueron a la huelga para asegurar salarios y beneficios más sostenibles y protecciones contra las amenazas planteadas por la inteligencia artificial. Pero las huelgas son una disrupción económica (de hecho, ahí radica su poder), y la decisión de los estudios de reducir personal tras las huelgas recientes puede resultar permanente.

Un informe de 2025 del Otis College of Art and Design, con sede en L.A., encontró que el sector de cine, televisión y sonido de California es aproximadamente una cuarta parte más pequeño que en 2022. El informe del segundo trimestre de 2025 de FilmLA registró 5,394 días de rodaje en locación, una baja de 6.2% respecto al año anterior y más del30% por debajo del promedio de cinco años. Las producciones continúan persiguiendo incentivos fiscales en el extranjero (te sorprendería cuánta televisión no guionizada se graba en Irlanda por esta razón), colapsando aún más la producción dentro de Estados Unidos.

Se van para no volver

Para finales de 2024, la BLS registró 100,000 empleos en la industria en el área metropolitana de Los Ángeles, una baja desde los 142,000 de dos años antes. Cuando se consideran los freelancers y las industrias adyacentes —el sector de servicios de la ciudad, por ejemplo, está inextricablemente ligado al cine— las pérdidas son aún mayores.

Hay abundante evidencia para respaldar esa afirmación. Cuando Disney se fusionó con 21st Century Fox en 2021, 3,000 personas perdieron sus empleos en medio de la reducción de personal y proyectos retrasados o cancelados permanentemente. Disney cerró Blue Sky Studios (más conocido por la franquicia Ice Age) el mismo año, eliminando 450 empleos de animación. La fusión de WBD con Cartoon Network Studios también eliminó numerosas posiciones. Y NBCUniversal, Lionsgate y Netflix han llevado a cabo despidos en toda la compañía en años recientes.

Ellison, hijo del multimillonario Larry Ellison, despidió a 1,000 personas en Paramount después de comprar la compañía a principios de este año. El CEO ha declarado que planea reducir la fuerza laboral en otras 2,000 personas, cifras que seguramente pesarán en la mente de los empleados de WBD si el intento de adquisición hostil de Ellison tiene éxito.

Un futuro incierto

Se espera que el acuerdo Netflix-WBD enfrente escrutinio regulatorio sobre sus posibles consecuencias para los consumidores: Netflix ya es la compañía líder de video bajo demanda por streaming (SVOD), con 300 millones de suscriptores; agregar HBO Max a su base la llevaría a 430 millones. Las regulaciones antimonopolio requieren investigación para cualquier acuerdo que permitiría a una sola entidad controlar más de 30% de un mercado; este le daría a Netflix una participación de 43% del mercado SVOD.

Pero no solo están en juego los posibles aumentos en los precios de suscripción y la continua destrucción de la experiencia cinematográfica. La oposición de los trabajadores también puede hacer que el Departamento de Justicia de Estados Unidos bloquee la fusión, como lo hizo con la oferta de 2,000 mdd de Penguin Random House para comprar Simon & Schuster. Autores, incluido Stephen King, testificaron que la mega editorial fusionada significaría anticipos más bajos para sus libros, con consecuencias nefastas.

Control total de una industria

Una Netflix-WBD combinada plantea los mismos riesgos. Un guionista o director que espera que un estudio apruebe su proyecto tendrá un comprador potencial menos.

La megacorporación podría constituir en última instancia un empleador monopsónico, capaz de dictar los estándares de empleo en toda la industria en virtud de su tamaño. El ejecutivo de estudio imperioso que declara: “¡Nunca volverás a trabajar en esta ciudad!” a un subordinado es un tropo familiar en Hollywood; los ejecutivos de Netflix-WBD tendrán ese poder.

Menos compañías significa menos personas decidiendo qué arte puedes ver, qué opciones tiene el espectador. Significa mayor marginación del trabajo visionario, el tipo que los ejecutivos desestiman por ser demasiado extraño, no comercializable o políticamente inconveniente.

Aún hay tiempo en esta sega

Es demasiado pronto para decir cómo terminará todo esto. Netflix y WBD creen que tomará 18 meses completar el acuerdo y sortear todos los obstáculos regulatorios. El rechazo de WBD a la contraoferta de Ellison puede no poner fin a su campaña para volver al público y a los reguladores contra la compra de Netflix.

Sin embargo, la propuesta de compra de WBD por parte de Ellison tiene sus propios problemas, desde su conglomerado de patrocinadores financieros cuyas conexiones con la administración Trump alarmarán a muchos en la industria, hasta sus propios posibles obstáculos antimonopolio.

Para Sarandos, Ellison y el CEO de WBD, David Zaslav, hacer películas de calidad que paguen a los trabajadores lo suficiente para mantenerlos en la industria no es, por supuesto, el objetivo. Maximizar el valor para los accionistas sigue siendo la prioridad.

Sin importar lo que digan los ejecutivos, es poco probable que ninguna de las fusiones potenciales sea buena para los trabajadores. Y, por lo tanto, depende de ellos cuidar de los suyos y, por extensión, del cine mismo. Incluso en el mercado laboral más desfavorable, hay poder en esa claridad de visión.

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