En Estados Unidos, 68% de los ejecutivos admiten que sus empresas han incurrido en greenwashing. Es decir, engañan a los consumidores sobre los beneficios ambientales de sus productos o prácticas. Aunque se asocia la sostenibilidad con energías renovables o autos eléctricos, es vital considerar la salud humana, de los ecosistemas, la circularidad y la equidad social.
En el sector de la construcción, responsable de 37% de las emisiones globales, el greenwashing es especialmente preocupante. Cerca de 95% de los productos de construcción carecen de declaraciones que revelen sus impactos ambientales o riesgos para la salud. Los diseñadores en esta industria tienen un poder inmenso, en algunos casos hasta 140 veces más capacidad de especificación que los consumidores promedio. Esta responsabilidad destaca la urgencia de adoptar prácticas de sostenibilidad genuina y basadas en la investigación para tomar decisiones informadas.
Cómo evitar caer en el greenwashing
Según Merriam-Webster, el greenwashing consiste en hacer que un producto o política parezca más ecológico de lo que realmente es. Para identificar el greenwashing, es útil considerar las siguientes siete categorías, conocidas como los “7 Pecados del Greenwashing”, definidos por Terrachoice:
- Compensaciones ocultas: Promocionar un producto como ecológico en un aspecto, mientras se ocultan sus desventajas ambientales. Por ejemplo, un producto que se presenta como carbono neutral pero que impacta negativamente la salud humana y de los ecosistemas, o que afecta negativamente a comunidades desfavorecidas durante su producción. Esto también ocurre cuando una empresa destaca un producto más sostenible, mientras que la mayoría de sus ventas y beneficios provienen de productos perjudiciales para el medio ambiente.
- Falta de pruebas: Afirmaciones infundadas sobre la sostenibilidad de un producto sin pruebas creíbles o certificaciones. Un ejemplo sería afirmar que un producto contiene contenido reciclado postconsumo sin proporcionar pruebas o certificaciones que lo respalden.
- Vaguedad: Uso de términos amplios y ambiguos sin explicar cómo un producto es verdaderamente ecológico. Un ejemplo incluye el uso de palabras como “verde” en el nombre o descripción de un producto sin pruebas reales que respalden dicha afirmación.
- Etiquetas falsas: Un producto que, mediante palabras o imágenes, da la impresión de tener el respaldo o certificación de un tercero cuando no es así. Un ejemplo común es el uso de términos no verificados, como “bio” o “bioenergizado”, en lugar de referencias a organismos bien reconocidos, como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) con su etiqueta “Certified Biobased”.
- Irrelevancia: Afirmaciones verdaderas pero insignificantes para el impacto ambiental general del producto. Un ejemplo en el entorno construido son los productos de vinilo que afirman utilizar materiales naturales, pero pasan por procesos químicos peligrosos y se convierten en monómeros de cloruro de vinilo altamente tóxicos y cancerígenos como parte del proceso de fabricación del vinilo.
- El mal menor: Presentar un producto como una mejor opción en comparación con una alternativa peor, ocultando su verdadero impacto ambiental. Por ejemplo, una botella de plástico que usa 20% menos de plástico en comparación con una botella de la competencia, no significa necesariamente que sea un producto ambientalmente amigable.
- Mentiras: Afirmaciones completamente falsas sobre las credenciales de sostenibilidad de un producto.
Tácticas para combatir el greenwashing
Las tácticas anteriores se utilizan para engañar a consumidores, diseñadores y comunidades en general, haciéndoles creer que una empresa está tomando decisiones responsables con el medio ambiente. Para evitar caer en el greenwashing, consumidores, diseñadores y arquitectos por igual deben priorizar estos enfoques:
Compromisos centrales de sostenibilidad
Una forma rápida de identificar estas empresas es buscar marcas certificadas como B Corporation. Las B Corporations pasan por rigurosas evaluaciones independientes que evalúan su enfoque hacia la gobernanza corporativa, el impacto en la comunidad, el trato a los trabajadores, las prácticas ambientales y la atención al cliente.
Transparencia y acceso a información completa
Si te ofrecieran comida o bebida pero no supieras qué contiene, ¿te sentirías cómodo consumiéndolo? Exige transparencia y detalles completos, tal como las etiquetas de información nutricional en tus bocadillos favoritos. Hay dos formas estándar de declaración de productos.
Las Declaraciones Ambientales de Producto (EPD) son una forma estandarizada de comunicar los efectos ambientales asociados con la extracción de materias primas, el uso de energía, la composición química, la generación de residuos y las emisiones al aire, suelo y agua de un producto o sistema. Las Declaraciones de Producto de Salud (HPD) se centran en la salud humana y los posibles riesgos para la salud. El HPD Open Standard es una herramienta líder para informar y divulgar el contenido de los productos de construcción y la información de salud asociada.
Calificaciones, certificaciones y estándares independientes
Busca certificaciones o calificaciones para productos o edificios de organizaciones independientes y respetadas. Existen un gran número de organismos que prestan servicios al entorno construido. Busca aquellos que realicen procesos de auditoría exhaustivos en lugar de depender de la autocertificación o del “pago por certificación”. Dos organizaciones bien respetadas son el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (USGBC) y el Instituto Internacional de Construcción WELL (WELL).
Una certificación LEED, administrada por el USGBC, significa adherirse a estrictos estándares ambientales en la construcción y operación de edificios. Los edificios con certificación LEED son validados por evaluaciones de terceros, asegurando que cumplan o superen los criterios de eficiencia energética, conservación del agua, reducción de residuos y calidad ambiental interior. Las EPD y HPD pueden contribuir a ganar puntos en LEED.
WELL ofrece un mapa internacional para crear y certificar espacios que promuevan la salud y el bienestar humano. Desarrollado durante más de 10 años y respaldado por investigaciones científicas, WELL establece rutas para lograr factores que priorizan la salud. Las EPD no contribuyen a las certificaciones WELL, mientras que las HPD pueden hacerlo.
Considerar el costo total y los impactos a largo plazo
Algunos productos pueden parecer rentables y tener las características adecuadas para cumplir con una especificación. Este tipo de productos pueden haber sido la norma durante décadas. Pero siempre considera el costo total: el peaje en la salud planetaria, humana, del ecosistema y de la comunidad. Puede haber impactos ambientales costosos y perjudiciales, y cualquier consumidor o especificador necesita detenerse a considerar las implicaciones a largo plazo de las decisiones de compra.
Al integrar materiales y prácticas sostenibles en los diseños arquitectónicos, los profesionales no solo promueven productos ecológicos, sino que también abogan por un cambio transformador. Elimina materiales que impactan negativamente la salud humana, la salud del ecosistema, el clima y las comunidades desfavorecidas y que no tienen buenas soluciones al final de su vida útil. Existen alternativas con atributos de rendimiento comparables en casi todas las categorías de productos. Exigiendo transparencia a los fabricantes, los arquitectos, diseñadores y consumidores por igual pueden impulsar un progreso significativo hacia un futuro sostenible.