Envejecer no se asocia con belleza, ni con productividad. Tampoco con una etapa de vida a la que aspiras. Nos rodean productos antienvejecimiento, comentarios como “te ves súper joven” siendo un atributo positivo, y en contraparte el lapidario “ya estás dando el viejazo” siendo una imagen negativa, e incluso frases de uso popular como “los 30 son los nuevos 20”, o cualquier juego de números similar.
Por otra parte, la comunicación de las empresas suele enfocarse en la generación más joven. Hace unos años eran los millennials, y hoy el foco de atención está en entender a la Generación Z. Es cíclico, pero también con poca mirada estratégica considerando el contexto actual en un mundo en el que la población mayor de 60 años aumentará de 12 a 22% hacia 2050 y la esperanza de vida está llegando a los 100 años. Habría que replantearnos narrativas y acciones con respecto al envejecimiento.
Nuestro miedo a envejecer se ha mostrado crudamente en casos como las “Sephora kids” con preadolescentes comprando productos para el cuidado de la piel impulsadas por miles de videos y fotografías en redes sociales que muestran ideales de belleza estereotipados que les hacen sentir que deben luchar contra el avance del tiempo.
Mensajes cruzados
Las marcas de belleza nos hablan de que todas somos bellas, pero etiquetan sus productos como anti-edad o antiarrugas, reforzando la idea de que debemos combatir un proceso natural. Estos contrasentidos necesitan trabajar en ser coherentes y hacer una revisión autocrítica de los mensajes corporativos y publicitarios de manera transversal.
¿Qué imagen viene a tu mente cuando piensas en una persona bella? (y no me refiero al cliché de las personas que son bellas por dentro, porque con esto se justifica mucha discriminación). Seguramente habrá particularidades que se asocian a tus gustos, pero también tendrás muchos criterios que has ido incluyendo inconscientemente con base en el contexto social en el que vives y en el que creciste, además de todas las imágenes que consumes a través de los medios y las redes sociales.
Es importante pensar en amplificar narrativas que transmitan los aspectos positivos que tiene envejecer y que disminuyan el peso emocional de tener las primeras arrugas o de cumplir una década más. El discurso imperante produce dismorfias corporales, ansiedad y depresión. La película The Substance de Coralie Fargeat retrata muy crudamente esta obsesión.
La fatídica marca de los 45
Y llevando esta revisión más allá de la industria de belleza, en general, un gran porcentaje de empresas evitan contratar a personas mayores de 45 años (edadismo). De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el nivel de informalidad se incrementa con la edad (de 49% en el rango de 25 a 44 años, hasta 75% para mayores de 65). ¿Qué impacto puede tener esto en una población de 60 y más que se incrementa consistentemente? Para empezar, una gran pérdida de talento.
Tener una nueva mirada con respecto al envejecimiento es importante para nuestra salud mental, pero también lo es para la economía, la productividad y el enfoque en futuros preferibles para esta y las futuras generaciones, que poco a poco seguirán incrementando su expectativa de vida.
¿A ti te da miedo envejecer? ¿En qué tipo de sociedad quieres sumar años a tu vida?
Drop of knowledge
Para 2050, según proyecciones del Cosejo Nacional de Población, habrá 33.4 millones de adultos mayores en México. De acuerdo con la Asociación Mexicana por la no Discriminación Laboral por Edad o Género, hasta el 90% de las vacantes en México excluyen a personas mayores de 35 años.