Hace un poco más de un mes vimos el triunfo de Donald Trump en las elecciones y cómo este hecho derivó en múltiples reacciones en Estados Unidos y alrededor del mundo. En esta ocasión quiero detenerme a analizar los discursos de odio, tomando como ejemplo lo sucedido en torno al tema del aborto y cómo emergieron voces extremistas que, a través de burlas e insultos, fomentaron un discurso misógino y violento con un impacto significativo.
Nick Fuentes, un comentarista político y streamer estadounidense, publicó en su cuenta de X: “Your body, my choice. Forever” (Tu cuerpo, mi decisión. Siempre), burlándose y modificando la famosa frase feminista: “Mi cuerpo, mi decisión”.
Fuentes expresó su alegría por el triunfo de Trump y su postura política antiaborto, además de apoyar la serie de acciones misóginas que lo han caracterizado. Esto, en otro contexto, podría parecer irrelevante, sin embargo, un solo posteo suyo en X alcanzó más de 99.6 millones de visualizaciones y fue compartido más de 36,000 veces (hasta la fecha). Las palabras son poderosas y tienen un impacto que trasciende las redes sociales. Derivado de esta frase, varios padres denunciaron en X que niños en las escuelas estaban utilizando “Your body, my choice” para molestar a las niñas. Fueron palabras que trascendieron las redes sociales y que lograron afectar espacios tan sensibles como las escuelas.
Cómo contrarrestar el alcance de los discursos de odio
Existen millones de personas que, en contraparte, buscan promover y exaltar mensajes positivos sobre diversidad e inclusión en todas sus vertientes. Sin embargo, a veces parece no ser suficiente. Es crucial que las voces neutrales también compartan sus puntos de vista para contribuir a minimizar y contener el alcance del odio. Es decir, tomar un rol activo, que no quiere decir que te conviertas en troll o en vengador/a del ciberespacio, pero sí que actúes cuando atestigües un hecho así. Al final del artículo les dejo algunas ideas de cómo hacerlo.
En los espacios virtuales con discusiones polarizadas, es necesario fomentar la representación de una mayor diversidad de perspectivas. Lamentablemente, los discursos más “ruidosos” suelen ser los extremos, ya que, como menciona el neurocientífico Mariano Sigman, las posiciones moderadas no alzan la voz y nos dejamos llevar por nuestro sesgo de confirmación, que nos lleva a creer que tenemos la razón sobre el otro o la otra. Esto crea un espacio vulnerable donde la desinformación y las mentiras pueden proliferar. No es casual que el World Economic Forum incluya a la desinformación como uno de los riesgos globales más importantes en la actualidad.
Movimientos a favor de las diversidades culturales
Afortunadamente, también existen movimientos que buscan fomentar una mayor conciencia sobre las diversidades culturales. Por ejemplo, Preety Tanchanya, estudiante universitaria de Bangladesh y miembro del grupo juvenil SAABA (“sombra” en lenguas indígenas Tanchangya y Chakma), trabaja con el apoyo del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) para contrarrestar los comentarios de odio en las redes sociales.
En México, el colectivo feminista Luchadoras ha sido un referente importante en la lucha contra la violencia digital, incluidas las narrativas de odio. Este grupo desarrolla campañas de sensibilización y recursos educativos para combatir el acoso en línea y promover espacios digitales seguros para las mujeres. Una de sus iniciativas destacadas es el “Mapa de violencia digital”, que documenta y visibiliza este tipo de agresiones.
A nivel global, la campaña #IAmHere, originada en Suecia y ahora extendida a varios países, es un ejemplo sobresaliente de acción colectiva para contrarrestar el odio en línea. Este movimiento anima a las personas a intervenir de manera pacífica en debates polarizados en redes sociales, aportando datos y promoviendo el respeto. La organización ha sido reconocida por su impacto positivo en reducir la propagación de comentarios nocivos.
¿Y la libertad de expresión?
“Pará, pará, pará…”, como dice la canción de los argentinos CA7RIEL y Paco Amoroso. Sí, la libertad de expresión es un derecho fundamental, pero, ¿hasta dónde ese derecho es válido cuando está dañando a otras personas? Este no es un tema sencillo, pero discutir los límites es crucial. Además, hay evidencia clara del impacto de los discursos de odio: agresiones en las escuelas y las calles, así como homicidios, suicidios e incluso genocidios. Estos hechos demuestran que este tipo de discurso no debe tolerarse.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirma que “el impacto sobre los derechos humanos es la brújula para la toma de decisiones en cada etapa por todas las partes interesadas”. Y ¿quiénes son esas partes interesadas? Todas las personas que habitamos este planeta y tenemos acceso a las redes sociales.
Drop of Knowledge
¿Te gustaría hacer algo para contener los discursos de odio en las redes sociales? La Organización de las Naciones Unidas propuso una serie de acciones para lidiar con ello, ya seas o no directamente objeto de la agresión. Consulta aquí sus recomendaciones: Guía contra el discurso de odio de la ONU.