Zayda Aullet estudió comunicación audiovisual y es actriz. También es, junto a Tania Palacios y Manuela Casique, fundadora de Ciclo Curaduría Textil, un espacio de venta de ropa de segunda mano que no solo promueve la slow fashion, sino que busca transformar la manera en que las mujeres de entre 20 y 50 años se relacionan con su clóset.
Ciclo es el resultado de tomar conciencia sobre el impacto ambiental y social de la industria textil y el modelo de negocios low cost que ha prevalecido durante las últimas dos décadas a nivel mundial. La llamada industria del Fast Fashion busca movimientos de venta tan acelerados que se vale de producir prendas de mala calidad que obligan al consumidor a su constante reposición.
“Hoy día, marcas como Zara o H&M, confeccionan entre 52 y 53 temporadas por año. Es demasiado: ¿de verdad necesitas comprar con esta rapidez? Porque lo pides hoy y te llega mañana. Es una muestra de la cultura de la inmediatez y el desecho de lo que ya no te gusta. Y Ciclo es nuestra respuesta a eso”, dice Zayda.
Nos cuenta que conoció a las otras socias en “el mundo del casting, donde hay largas esperas, la profesión de actriz implica tiempos muertos y de esperar a que te resuelvan”. Así nació Ciclo, fundado en 2018 y que encarna la filosofía de sus fundadoras: entender el movimiento Slow y practicar en la medida de lo posible hábitos de consumo Zero Waste.
MODA PREAMADA
Al momento de fundar Ciclo, hacía años que Zayda no compraba ropa nueva, y se surtía en ferias de segunda mano y tiendas vintage. Por otro lado, “Tania trabajaba con textiles en Chiapas, donde creó una línea de chamarras intervenidas y tenía muy claro cuánto costaba cada prenda hecha desde cero y cuantas emisiones de carbono se gastaba en su elaboración”.
Así empezaron con reuniones anunciadas en redes sociales para vender “ropa preamada”. “Hacíamos un open show en el departamento de Tania, la gente tocaba el timbre y había tragos”, recuerda Zayda.
Lo que comenzó como un hobby, pero, ante todo, una necesidad de independencia ante la vorágine del consumo masivo, ha evolucionado hacia una propuesta fresca y disruptiva: vender ropa preamada a través de historias diarias de Instagram y su showroom en la Ciudad de México.
Cada día, estas tres mujeres creativas y apasionadas comparten en redes propuestas de estilismo que demuestran que vestir con estilo no tiene que ser a costa del planeta.
MODA CON PROPÓSITO
En Ciclo, la filosofía es clara: la moda es cíclica, y cada pieza merece una nueva oportunidad de brillar. “Casi no vendemos fast fashion, a menos que esté hecha con fibras naturales en su totalidad”, cuenta Aullet. El proyecto abarca mucho más que seleccionar prendas de segunda mano y darles una segunda vida. “Tenemos un equipo que se encarga, luego de la curaduría y selección, de lavar, reparar y rasurar prendas por únicas y de calidad, muchas de ellas vintage, con especial énfasis en fibras naturales como algodón, lino, seda, lana y cashmere”. Cada prenda es meticulosamente lavada, planchada o reparada, garantizando que esté lista para ser parte del próximo capítulo de su historia.
Pero más allá de lo físico, Ciclo representa una respuesta consciente a los problemas ambientales y sociales de la industria textil. “Nos dimos cuenta de que la moda rápida no solo daña el planeta, sino que también afecta la forma en que consumimos. Con Ciclo, buscamos crear un espacio donde el estilo y la sostenibilidad puedan convivir en armonía”, comparte Zayda.
MODA SLOW ACCESIBLE
Lo que diferencia a Ciclo Curaduría Textil es su accesibilidad. Las prendas, a pesar de ser de alta calidad y muchas veces de diseño, se ofrecen a precios que invitan a reconsiderar el consumo de moda.
“Queremos que más mujeres accedan a piezas atemporales, inteligentes y con historia, sin comprometer el bolsillo ni el medioambiente”, explican. Cada atuendo propuesto en sus stories en redes sociales es una lección de estilo que inspira a sus seguidoras a redescubrir su armario de manera creativa y consciente.
En su tienda, por ejemplo, se pueden encontrar suéteres de cashmere a 700 pesos, mientras que uno nuevo de las mismas características puede costar 4,000 pesos. “Una pieza de fibras naturales como el cashmere te va a proteger del frío, no como un suéter de poliéster, que no te va a calentar porque es plástico y tardará 200 años en degradarse”, dice Zayda.
EL FUTURO DE LA MODA ES CÍCLICO
Desde su fundación, Ciclo ha vendido “26,000 piezas. Si consideramos que la producción de ropa nueva consume 9.6 kg de Co2 y una prenda usada 1.6 kg, hemos ahorrado 117,794 kg de Co2” explica Zayda, para quien todo el camino recorrido con Ciclo “ha sido un proceso largo y bonito. Nos han invitado al Tec de Monterrey, a Centro… Y hemos combatido el prejuicio por la ropa de segunda mano que tiene mucha gente. Eso de ‘por qué voy a comprarme un saco usado, si por menos dinero puedo comprar algo en una tienda de fast fashion'”. Pero la pandemia cambió “ese diálogo”, asegura Zayda.
Reconoce, sí, que la fundación de Ciclo “fue previa a Shein, antes para nosotras lo peor estaba en Zara o H&M y no vimos venir Shein. Lo cierto es que hoy se consume un 400% más de ropa que hace 20 años. Y se fabrican 150 millones de prendas por año. De ese volumen de piezas, que en tiendas cambian cada semana, el 30% no se vende a su precio original. Y otro 30% termina en la basura o vertederos”.
Por otro lado, subraya que “no es normal que una playera te cueste 100 pesos, alguien está pagando ese costo. O para ahorrar tela, el fabricante cosió la prenda al revés y lo notas en la lavadora, cuando sale toda chueca. Hace 30 años, la ropa estaba hecha para que te durara”.