El Louvre tendrá un gran rediseño para enfrentar el sobre turismo

El icónico Louvre en París no es ajeno a las multitudes. Desde su apertura en 1793, el museo ha recibido a millones de visitantes y ha pasado por docenas de expansiones y renovaciones para poder acomodarlos. Sin embargo, hoy en día, el sobre turismo ha llevado al sitio histórico a un punto crítico.

En un año típico, el Louvre está preparado para recibir a 4 millones de visitantes. Pero en 2024, casi 9 millones de personas –el 70% proveniente de fuera de Francia– pasaron por sus puertas. “Visitar el Louvre es una prueba física”, escribió la directora del museo, Laurence des Cars, en un memorando filtrado que se hizo ampliamente conocido.

Ahora, el Louvre se someterá a una renovación masiva para abordar la sobrepoblación y expandir su capacidad de visitantes a 12 millones anuales, anunció el presidente de Francia, Emmanuel Macron. El ambicioso proyecto incluye la apertura de una nueva entrada en el río Sena y la creación de una sala independiente para albergar la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, dando un respiro a la famosa pintura del Renacimiento italiano.

UNA ATRACCIÓN ATEMPORAL CON UNA ESTRUCTURA OBSOLETA

El rediseño propuesto para el Louvre surge tras una serie de críticas de Des Cars y años de desgaste en la estructura arquitectónica del museo, agravado por el crecimiento del número de visitantes.

No hay suficiente espacio para que los visitantes descansen, según Des Cars, quien también evaluó que las instalaciones de comida y baños son “insuficientes en volumen”. Agregó en su memorando que algunas áreas del museo son propensas a filtraciones, mientras que otras experimentan amplias variaciones de temperatura, lo que podría afectar la conservación de las obras de arte. También señaló que la señalización del museo necesita ser rediseñada.

Actualmente, el Louvre solo tiene una entrada: la icónica pirámide de vidrio diseñada por el arquitecto I.M. Pei, inaugurada en 1989. En los últimos años, la saturación de este acceso ha provocado un efecto invernadero de calor y una amplificación molesta del sonido.

Un problema similar afecta al personal encargado de la vigilancia de la Mona Lisa. Según Des Cars, alrededor de 20,000 personas abarrotan la sala donde se encuentra la famosa pintura cada día, lo que genera enormes filas y condiciones de visualización poco ideales (si es que logras acercarte lo suficiente para echar un vistazo).

“Me voy en un estado de agotamiento extremo y he prometido no volver”, dijo un visitante local frecuente a The Guardian. “El ruido bajo la pirámide de vidrio es insoportable; es como una alberca pública. Incluso con un boleto con horario, hay que esperar una hora afuera. Ya no puedo más. Los museos deberían ser divertidos, pero esto ya no lo es”.

UNA SOLUCIÓN DE DISEÑO PARA LA SATURACIÓN

En un discurso pronunciado frente a la Mona Lisa el martes, Macron presentó un plan para devolver la diversión al Louvre. En resumen: mejorar el flujo de personas dentro del espacio para evitar los grandes atascos.

Para empezar, anunció Macron, la renovación incluirá una nueva entrada principal en la Colonnade de Perrault, en el lado oeste del museo, cerca del Sena, agregando finalmente un acceso adicional para los visitantes y aliviando la congestión en la entrada de la pirámide. El Louvre organizará un concurso para seleccionar la firma encargada de la ampliación, cuya apertura está prevista para 2031.

Se agregarán varias salas subterráneas para aumentar el espacio de exhibición. Además, el museo trasladará su pièce de résistance, la Mona Lisa, a una sala exclusiva. Esa sala requerirá un pase de acceso separado y será “independientemente accesible en comparación con el resto del museo”, dijo Macron.

En respuesta al problema del sobre turismo, el museo también implementará tarifas más altas para los visitantes extranjeros. A partir del 1 de enero de 2026, anunció Macron, todos los turistas de fuera de la UE deberán pagar una tarifa de entrada más alta.

Estas renovaciones se producen en un contexto donde otros destinos populares como España, Grecia, Italia y Alemania han comenzado a implementar impuestos para los visitantes extranjeros como una forma de lidiar con el creciente sobre turismo. Solo es cuestión de tiempo antes de que otros monumentos y sitios emblemáticos necesiten considerar diseños específicos para gestionar los efectos de la sobrepoblación.