
Muchos líderes empresariales en Estados Unidos (EU) asumieron que el presidente Trump solo estaba haciendo amenazas vacías al imponer aranceles a Canadá, México y China, creyendo que eran principalmente “tácticas de negociación“. Se equivocaron.
El martes, la administración Trump impuso aranceles de 25% a las importaciones de Canadá y México, además de un arancel adicional de 10% a China. Ahora, la guerra comercial global está en pleno efecto, ya que Canadá respondió de inmediato con represalias; México anunciará sus propios aranceles de represalia el domingo. Los inversionistas están preocupados por el futuro de la economía global. El mercado de valores ya ha registrado su mayor caída del año.
Para los estadounidenses, estos aranceles encarecerán los productos en un momento en el que muchos ya enfrentan dificultades económicas. Las empresas pagarán más por los bienes de la noche a la mañana y no tendrán otra opción que trasladar estos costos a los consumidores.
En Truth Social, Trump hizo parecer que había una solución sencilla para este problema: traer la manufactura al país para evitar los aranceles. “¡SI LAS EMPRESAS SE MUDAN A ESTADOS UNIDOS, NO HAY ARANCELES!”, publicó. Pero ninguna de las personas con las que he hablado en la comunidad empresarial cree que esta sea una respuesta realista.
Hace cincuenta años, EU era, de hecho, un centro de manufactura global. Pero desde la década de 1980, el gobierno estadounidense ha promovido la globalización de la economía mediante acuerdos de libre comercio. Esto permitió que China y otros países de Asia construyeran fábricas para producir de todo, desde ropa hasta muebles y iPhones. A cambio, los estadounidenses obtuvieron acceso a una gran cantidad de productos baratos.
Se ha debatido mucho sobre si este esfuerzo de medio siglo por inundar EU con productos económicos ha sido completamente positivo. Sí, democratizó el acceso a bienes de consumo baratos. Pero también abrió la puerta al consumo excesivo, con un impacto negativo en el medio ambiente. En las últimas décadas, algunas empresas han tratado de traer la manufactura de regreso a EU, argumentando que es más sostenible y produce productos de mayor calidad.
Es complicado restablecer la manufactura en EU en respuesta a un arancel
En la industria de la moda, por ejemplo, marcas como American Giant y Buck Mason han intentado construir cadenas de suministro desde cero. Pero ha sido un proceso lento y laborioso. A los fundadores de cada marca les tomó aproximadamente dos años identificar las pocas fábricas en EU que aún tienen la capacidad de producir ropa y contar con trabajadores capacitados para cortar y coser las prendas. Dado el alto costo de la mano de obra en el país, estas marcas venden productos significativamente más caros que los fabricados en el extranjero. Un sudadero de American Giant cuesta 138 dólares, mientras que una camiseta de Buck Mason cuesta 45.
“La cadena de suministro textil en EU ha sido completamente desmantelada”, dice Bayard Winthrop, fundador y CEO de American Giant. “Hay que estar un poco loco para intentar fabricar ropa en este país desde cero”.
Las dificultades que estas marcas han enfrentado revelan lo complicado que es restablecer la manufactura en EU en respuesta a un arancel. En la industria de la moda, esto implicaría construir fábricas y comprar equipo de manufactura industrial, que ahora se fabrica en el extranjero. Muy pocas empresas tienen el capital para invertir en este tipo de infraestructura. En otros países, los gobiernos han desempeñado un papel clave invirtiendo en la creación de centros de manufactura.
Tomaría años establecer estas fábricas. También está la cuestión de capacitar a una fuerza laboral que entienda tanto el delicado arte de confeccionar prendas como el manejo de maquinaria industrial. Pero no está claro dónde encontraríamos a esos trabajadores. “El desempleo está en un nivel históricamente bajo”, dijo Jon Gold, vicepresidente de política de cadena de suministro y aduanas de la Federación Nacional de Minoristas, en una entrevista reciente. “¿Dónde vamos a encontrar trabajadores para estos puestos?”
La Federación Nacional de Minoristas, que representa a millones de establecimientos comerciales, ha estado presionando en contra de los aranceles. Al hablar con sus miembros, Gold tiene claro que no será posible simplemente establecer cadenas de suministro en EU de la noche a la mañana. Muchos ni siquiera lo están intentando; en cambio, están considerando trasladar su producción fuera de China y México hacia países que aún no han sido afectados por los aranceles. Steve Madden, por ejemplo, busca fábricas en Camboya, Vietnam y Brasil. “Depender únicamente de los aranceles para traer la manufactura a Estados Unidos nunca ha funcionado en el pasado”, dice Gold.
Es poco probable que funcione ahora. Así que los aranceles solo significarán más dificultades para los consumidores y las empresas estadounidenses.