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Reinventar el trabajo para la Gen Z: claves para atraerla, desarrollarla y retenerla

Lo que busca esta generación no solamente es flexibilidad, sino también, propósito.

Reinventar el trabajo para la Gen Z: claves para atraerla, desarrollarla y retenerla [Foto: MART PRODUCTION / Pexels]

Por mucho tiempo se habló de la Generación Z como el talento del futuro. Ese futuro ya está aquí. Hoy, este grupo representa aproximadamente entre 20% y 25% de la fuerza laboral global y su impacto es cada vez más evidente y significativo.

La Gen Z ya marca el ritmo, cuestiona lo que antes dábamos por sentado y empuja a las organizaciones y empresas a mantenerse en evolución. Es decir, está redefiniendo las reglas.

La visión del trabajo de los Gen Z está profundamente influenciada por el contexto en el que crecieron, un entorno digital, diverso y marcado por la incertidumbre. Vivieron sus primeros años profesionales (o incluso sus estudios) durante una pandemia que obligó a repensar todo lo que dábamos por hecho.

Para ellos, lo remoto no es una alternativa o un privilegio, es lo normal. La colaboración virtual, el trabajo con distintos horarios y ritmos, el dominio de múltiples herramientas digitales y la noción de tener varios proyectos paralelos (los famosos side hustles o fuentes de ingreso extra) forman parte de su día a día.

Trabajar con propósito

Esto ha dado lugar a una nueva forma de entender el trabajo ya que, lo que busca esta generación no solamente es flexibilidad, sino también, propósito. Los Gen Z no quieren un trabajo que solo pague las cuentas, quieren sentirse parte de algo que tenga sentido, que esté alineado con sus valores y que les permita crecer a largo plazo.

El trabajo ideal para esta generación no es uno donde se mida el tiempo que pasan frente a una pantalla, sino uno que valore el impacto que generan, que les permita experimentar, aprender, crecer y hasta que les dé tiempo para sus emprendimientos o trabajos secundarios que les permitan tener un segundo ingreso.

Y aunque valoran la flexibilidad del trabajo remoto, no rechazan la presencialidad por completo. De hecho, según datos de una investigación realizada por el Tec de Monterrey, 78% de los jóvenes de esta generación prefiere un modelo híbrido.

Justo eso refuerza la idea de que no se trata de eliminar la oficina, sino de reimaginar su propósito. Si van a desplazarse, esperan que sea para algo que valga la pena: una sesión creativa, una reunión de equipo significativa, una mentoría valiosa. La presencialidad –para ellos– debe ser intencional y aportar valor real.

La cancha ideal

En Deel, hemos visto como esta generación no solo se adapta a los entornos tecnológicos, los lidera. Su familiaridad con herramientas digitales, automatización e IA les permite aportar soluciones creativas, optimizar procesos e incluso capacitar a otros. De ahí la importancia de abrirles espacios para enseñar, compartir lo que saben y sentirse reconocidos por lo que aportan, más allá de su experiencia previa.

Y si hablamos de desarrollo, sus expectativas también son distintas. No buscan programas largos y genéricos, sino experiencias de aprendizaje más dinámicas, prácticas y personalizadas. Les interesa aplicar lo que aprenden de inmediato, resolver problemas concretos y conectarse con colegas que enfrenten retos similares. Por eso, los esquemas de mentoría entre pares, el acceso a recursos bajo demanda y el feedback frecuente hacen una gran diferencia.

También es fundamental que escuchemos activamente. Las métricas tradicionales no siempre cuentan toda la historia. Retención, movilidad interna, participación en programas de formación… Sí, todo eso importa. Pero también lo que nos dicen en una conversación honesta, en una encuesta abierta, en un espacio donde se sientan escuchados.

A quienes aún no ajustan sus estrategias para atraer y retener a este grupo, les diría un par de cosas:

Primero, diseñen modelos de trabajo que combinen flexibilidad con sentido. No se trata solo de trabajar desde casa, sino de crear experiencias laborales que respeten la autonomía y, al mismo tiempo, fortalezcan la cultura.

Segundo, reconozcan y potencien el dominio digital de la Gen Z. No solo lo valoran, lo viven. Y están listos para ayudar tanto a sus equipos como a sus líderes a ir más lejos si se les da la oportunidad.

Adaptarse a la Gen Z no es puro hype ni moda pasajera, es una necesidad para cualquier empresa que quiera ser relevante en el mundo del trabajo actual. La buena noticia es que esta generación tiene mucho que ofrecer, como ideas frescas, visión crítica, habilidades digitales y una enorme capacidad para aprender y evolucionar. Solo necesitan el espacio adecuado.

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Sobre el autor

es People Success Director en Deel.

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