
Cada enero, nos fijamos objetivos ambiciosos: aumentar nuestro rendimiento, conseguir un ascenso y negociar un aumento. Pero luego el progreso se estanca, la motivación decae y esas grandes metas se convierten en sueños lejanos.
Una investigación de Headway, una aplicación de resúmenes de libros diseñada para ayudar a las personas a lograr sus objetivos de desarrollo personal, muestra que 60% de las personas se sienten avergonzadas por el poco progreso que han logrado este año y 44% está cerca de cancelar sus resoluciones de 2025.
Como coach de productividad, sé lo beneficiosos que pueden ser los propósitos de año nuevo, pero también lo rápido que pueden minar la moral y la motivación cuando se combinan con una mentalidad equivocada.
Pero no tiene por qué ser todo o nada. No hay fecha límite, y no has fracasado si no cumples tus propósitos antes del 31 de diciembre. Así que, si has tenido un bajón a mitad de año, no te asustes. Estas estrategias pueden ayudarte a reiniciar, reenfocarte y recuperar el impulso:
1. Replantea tus reveses
El revés tiene connotaciones negativas, pero es sólo otra palabra para experiencia, y la experiencia es esencial para el crecimiento.
En lugar de ignorar estos momentos o castigarte por ellos, anota cada vez que lo intentaste y fallaste, luego reflexiona sobre lo que estas experiencias te enseñaron; cambia tu mentalidad de la autocrítica a la autoconciencia. ¿Dónde fallaste y qué harías diferente la próxima vez?
Los contratiempos no son obstáculos, sino peldaños, y cada uno te brinda información valiosa que te ayudará en tu próximo intento. Esto te hará más resiliente y mejor preparado. De hecho, las investigaciones demuestran que una tasa de fracaso de alrededor de 15% es óptima para el crecimiento personal.
2. Utiliza el efecto Zeigarnik
Mucha gente recomienda dividir tus propósitos en tareas más pequeñas y alcanzables. Sin embargo, esa constante sensación de logro puede minar tu productividad. Marcas un pequeño paso en tu lista de tareas, te recompensas con un descanso, y retomas impulso.
En cambio, necesitas aprovechar el efecto Zeigarnik. Este es un fenómeno en el que nuestros cerebros están programados para concentrarse en las tareas pendientes y olvidar rápidamente las que hemos completado. En lugar de terminar el día con tu lista de tareas a 100%, termínala a 80%. Al día siguiente, estarás listo para retomarlo donde lo dejaste. Pero una vez que termines una tarea, pasa inmediatamente a la siguiente para mantener el impulso.
Este enfoque mantendrá tu objetivo presente en tu mente, conservará el sentido de urgencia y evitará esa caída posterior a la finalización que muy a menudo descarrila nuestro progreso.
3. Date un respiro
Ya no eres la misma persona que eras hace seis meses. La vida cambia y las prioridades cambian, así que tus objetivos de enero podrían ser poco realistas hoy. No te preocupes.
Alrededor de 27% de las personas afirman que simplemente sobrevivir al 2025 es loable, y tienen razón. Casi la mitad teme que se avecine un conflicto mundial, uno de cada cinco se preocupa por la posibilidad de que un ser querido sea deportado, y se ha producido un marcado aumento en el número de personas con dificultades económicas.
La tensión es alta y todos estamos lidiamos con algo, así que no te lo tomes tan a pecho. ¿Necesitas reducir tus propósitos o pausarlos hasta 2026? No hay nada de malo en ello.
4. Deja de esforzarte por alcanzar la perfección
No tienes que buscar tus metas solo ni apegarte a los propósitos que te propusiste en enero. Simplemente necesitas mantenerte conectado con tus intenciones, especialmente cuando la motivación empieza a decaer.
Eso podría significar programar reuniones periódicas contigo mismo donde puedas recordar por qué estableciste ciertas metas en primer lugar, tomar el tiempo para notar lo que funciona y lo que no, y adaptarte en consecuencia para adaptarte al ritmo de vida actual.
El progreso no se trata de la perfección. Se trata de estar en sintonía con lo que más te importa y buscar la superación personal. Al ser demasiado exigente contigo mismo —negándote el espacio, la flexibilidad y la confianza en ti mismo para llegar a la meta— no te impulsas a lograrlo, sino que te fuerzas a rendirte.
5. Céntrate en la recuperación de tus objetivos
Dado que 61% de la población habrá sufrido una crisis en 2025, es evidente que nos exigimos demasiado a nosotros mismos y otro propósito a mitad de año no ayudará.
El problema es que nos fijamos metas ambiciosas además de nuestras agendas ya sobrecargadas, y luego sacrificamos nuestro sueño y tiempo libre para alcanzarlas. No es de extrañar que nos quememos cuando nuestro cuerpo y mente están vacíos.
Así que, en lugar de exigirte más, esfuérzate por descansar más. Tus propósitos de mitad de año deberían ser dormir ocho horas cada noche, dejar de revisar el correo electrónico después de hora y aprovechar tus días de vacaciones.
Hay una razón por la que los atletas descansan y los directores ejecutivos son fanáticos de la meditación. Lo que es bueno para el cuerpo y la mente es excelente para la productividad, así que si te fijas propósitos que te ayuden a descansar, relajarte y recuperarte, tu carrera sin duda se beneficiará.