
La nueva geografía económica global está creando una oportunidad sin precedentes para México en el sector industrial e inmobiliario. La reconfiguración de cadenas de suministro tras la pandemia, sumada a las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, ha acelerado el fenómeno del nearshoring, consolidando al país como un destino estratégico para empresas globales que buscan eficiencia y proximidad al mayor mercado de consumo del mundo.
Gustavo Felipe Tomé Velázquez, especialista en desarrollo inmobiliario e inversión, subraya que la demanda de parques industriales, centros de distribución y naves logísticas se ha disparado en los últimos tres años: “México es una plataforma manufacturera por excelencia, y ahora también se está posicionando como un eje logístico importante para América del Norte, especialmente en el Bajío”, afirma.
De acuerdo con datos de CBRE México, a través de su reporte MarketView Región del Bajío 1T 2025, durante el primer trimestre de 2025, la absorción neta de espacios industriales en el Bajío alcanzó 88 mil 118 metros cuadrados (m2), cifras que demuestran la alza en la demanda de este tipo de espacios.
Tomé explica que esta dinámica no solo impacta a la región occidente, también está potencializando la demanda en el centro del país, en donde se está atrayendo a armadoras, proveedores automotrices y nuevas industrias tecnológicas, gracias a su ubicación estratégica, mano de obra calificada y creciente infraestructura.
La Ciudad de México y su zona metropolitana se consolidan como polos clave en el mapa industrial del país. En los últimos meses, el mercado registró un repunte significativo con una absorción bruta de más de 307,000 metros cuadrados, resultado en gran parte de la reactivación de corredores logísticos como Cuautitlán y Tepotzotlán. Además, la demanda neta superó los 187 mil metros cuadrados, lo que representa un incremento de 200% frente al mismo periodo del año anterior, evidencia del renovado interés de empresas por establecer o expandir operaciones en la región.
“Hoy se requiere infraestructura más cercana a los consumidores finales, centros de última milla, bodegas automatizadas y sistemas de distribución inteligentes. Un área de oportunidad para el sector inmobiliario que tiene un amplio abanico de posibilidades para potencializar y aprovechar estas nuevas necesidades”, indica Tomé.
Nuevas oportunidades
La política industrial de Estados Unidos está contribuyendo a acelerar esta tendencia. Las recientes medidas arancelarias impuestas por el gobierno de Donald Trump a varios países del mundo, están impulsando a corporaciones internacionales a trasladar parte de su producción a México, donde el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) garantiza condiciones comerciales preferenciales.
“La estrategia de relocalización global está beneficiando a México, pero para capitalizar esta ola es fundamental contar con espacios industriales funcionales, sostenibles y bien conectados. Los desarrolladores deben diseñar inmuebles con infraestructura adaptable, certificaciones ambientales y vocación tecnológica”, advierte Tomé.
Para el experto, además de los beneficios económicos, el auge industrial representa una oportunidad para repensar el modelo urbano, por lo que sugiere planear desarrollos integrales que incluyan vivienda para trabajadores, servicios, áreas verdes y accesos eficientes, evitando problemas de movilidad o sobrepoblación.
“El verdadero reto es planificar con visión de largo plazo, diversificar regiones, invertir en conectividad y apostar por la sostenibilidad”, concluye Gustavo Felipe Tomé.