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Esta fundación busca que el legado de Don Antonio Rivera Venegas se mantenga vivo

La fundación Don Antonio Rivera Venegas busca transmitir a la gente que salir adelante “sí se puede” con esfuerzo y apoyo.

Esta fundación busca que el legado de Don Antonio Rivera Venegas se mantenga vivo [Foto: cortesía fundación Don Antonio Rivera Venegas]

¿Quién fue Antonio Rivera Venegas? Es probable que su nombre te suene por ser quien, luego de abrir la compañía Corcho & Lata, adquirió la primera franquicia mexicana de Coca Cola Company para la zona centro del país. Pero también “fue una persona que tuvo muchas carencias. Trabajó en el campo, fue mecánico en ferrocarriles. Pero también por su propio esfuerzo salió adelante y creó empresas productivas. Dejó un legado muy importante y lo que hacemos con la fundación es transmitirle a la gente que sí se puede”, dice Roberto Macías, director general de grupo CIMSA, que hoy financia la fundación Don Antonio Rivera Venegas.

A 24 años de fundación, esta institución altruista tiene presencia en Oaxaca, donde operan distintas iniciativas que incluyen:

  • Comida
  • Atención médica
  • Deporte
  • Apoyo comunitario y a artesanos
  • Campañas oftálmicas
  • Campañas caninas

“Desgraciadamente es un estado que no cuenta con muchos recursos. Eso nos motivó más a apoyarlos”, añade Roberto. Desde 2024, ya expendieron operaciones con una unidad médica móvil a La Paz, Baja California Sur, que, si bien es un destino turístico, tiene muchas comunidades marginadas. “Entonces es una buena señal que podemos expandirnos [como fundación] a otros lugares”, señala Dalila Martínez González, gerente de Fundación.

Proyectos que marcan la diferencia

Dentro de los proyectos que la fundación Don Antonio Rivera Venegas tiene, atiende un comedor comunitario en la ciudad de Oaxaca, el cual ofrece una comida completa y balanceada creada con productos locales con ayuda de una nutrióloga. Este beneficia entre 300 y 350 personas al día, “alrededor de 10 comunidades cercanas a la ciudad”, comenta Dalila.

Por otro lado, la unidad médica móvil les ha posibilitado llevar atención médica gratuita a más de seis comunidades que no tienen acceso a la salud o para conseguirlo deben viajar varias horas. Entre los servicios que brinda están la atención de primer nivel (fiebre, tos, dolor de estómago, resfriados, entre otros), urgencias menores (suturas y curaciones), la toma de pruebas rápidas (COVID, dengue). Asimismo, ofrece servicios odontológicos como extracciones simples, limpieza dental raspado y alisado radicular, y obturación con resina. Para dar seguimiento “nos movemos a esa a esa comunidad y nos establecemos ahí al menos una semana. La unidad móvil se mueve de manera rotativa, por lo que regresamos después de cierto tiempo a la comunidad”, cuenta Dalila, quien señala que esto ayuda a unas 100 familias cada mes.

Otro proyecto que ha ganado fuerza es el Centro de Formación Boxística, que abrió en 2021 en Tlacolula de Matamoros. Este beneficia unas 150 personas al mes, que incluyen desde niños hasta adultos de más de 60 años. “El tejido social nos interesa mucho y de ahí el proyecto del gimnasio: para que las familias vayan, los jóvenes tengan algo que hacer y que los aleje de los vicios”, dice Roberto. “También creemos en la cohesión de la sociedad”, señala y hace recuento del apoyo que se realiza a los niños en el andador turístico de la ciudad, así como el apoyo a los artesanos. “Nosotros llevamos las artesanías para venderlas en Estados Unidos y que la gente conozca la artesanía mexicana mientras que ellos obtienen un ingreso de otros lados”.

Dalila sabe de primera mano la importancia de un empujón en esta vida. “Crecí en la en la Sierra Norte de Oaxaca, en una en una comunidad Zapoteca que pasó situaciones difíciles. Y ahorita que tengo la oportunidad de dirigir la fundación y los proyectos me identifico mucho”.

Llegar a más personas

En la actualidad, la fundación Don Antonio Rivera Venegas ha impactado a 29,349 familias. Muchos de ellos son niños, personas indígenas, con discapacidad y adultos mayores, es decir, poblaciones vulnerables y no hay ningún requisito para acceder a los servicios, solo tener la necesidad.

Hoy, el reto es que más personas en situaciones precarias conozcan a la institución y que confíen en ellos. “Algunas otras fundaciones se acercan a las comunidades prometiendo ayuda, pero solo van a recabar datos o este les cobran alguna cuota y ya no regresan. Entonces, aquí en Oaxaca nos costó un poco al principio”, dice Dalila. Para superar el reto, tuvieron que acercarse a los líderes comunitarios y crear el contacto para explicar la institución y los proyectos. Además, contar con el caso de éxito del comedor fue una gran ayuda.

Toda la labor que hacen es mediante el financiamiento de grupo CIMSA así como de donaciones voluntarias, con la fundación como la encargada de entregar de manera personal el apoyo.

A futuro, planean ampliar la capacidad del comedor para recibir más gente y ampliar la flota de camiones de asistencia médica. “Para diciembre, vamos a regalar despensas a nuestros comensales que van a diario”, comparte Roberto a Fast Company México. “Cuando tengamos los proyectos muy bien consolidados en Oaxaca y el camión en La Paz, veremos la posibilidad de ver qué proyectos nuevos se agregan o si pues buscamos otra sede”, añade Dalila. Pero la idea, es que siempre se brinde el apoyo que puede hacer la diferencia.

Author

  • Marissa Espinosa

    es editora de Fast Company México. Ha trabajado en National Geographic Traveler, TV Azteca y Business Insider México. También ha colaborado en títulos como Fortune en Español.

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Sobre el autor

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