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La razón por la que algunas personas consiguen mejores trabajos que otras

Lo que hay detrás de la ciencia de la empleabilidad.

La razón por la que algunas personas consiguen mejores trabajos que otras [Foto: Drazen_/Adobe Stock]

¿Por qué algunos trabajos son mejores que otros?

Bueno, depende en gran medida de las preferencias de cada persona. En otras palabras, el trabajo soñado de una persona puede ser la pesadilla de otra.

Sin embargo, también es evidente que existen algunos parámetros universales o al menos generales que hacen que la mayoría de la gente acepte la idea de que algunos trabajos son objetivamente mejores que otros, o al menos que la mayoría los considera más preferibles.

Pago y autonomía

Por ejemplo, los trabajos bien remunerados, que ofrecen estabilidad y oportunidades de crecimiento se consideran mejores. Un titular de cátedra, un puesto de ingeniero sénior en una empresa de renombre o un puesto médico estable combinan seguridad financiera con perspectivas a largo plazo y prestigio.

En cambio, los trabajos mal pagados, precarios o sin futuro (como el trabajo por encargo sin prestaciones o el trabajo manual explotador con jornadas largas y agotadoras y una experiencia de alienación) se consideran generalmente peores, aunque algunas personas valoren su flexibilidad o sencillez.

Luego está la autonomía. Los trabajos que otorgan cierto control sobre cómo y cuándo se trabaja (por ejemplo, los de profesionales creativos, emprendedores e investigadores) obtienen mayores índices de satisfacción que aquellos caracterizados por ser gerentes o supervisan.

La autonomía es un indicador de confianza y respeto y se correlaciona tanto con el compromiso como con la salud mental. Pocas personas sueñan con trabajos donde cada movimiento sea controlado y la mayoría aspira a puestos donde puedan pensar, decidir y actuar con libertad.

Tener un propósito

Como era de esperar, el propósito también importa. Las ocupaciones que contribuyen a algo significativo (ya sea salvar vidas, impulsar el conocimiento o construir algo duradero) se consideran más gratificantes que aquellas que se perciben como transaccionales o carentes de sentido.

Un profesor que inspira a sus alumnos, un científico que desarrolla una vacuna o un arquitecto que diseña un espacio comunitario son ejemplos de trabajos que dejan huella. Por el contrario, incluso los trabajos bien remunerados pueden resultar vacíos si carecen de propósito o valor moral.

Esto podría explicar la escasa correlación entre salario y satisfacción laboral, lo que pone de manifiesto que sobreestimamos la importancia de la remuneración al elegir nuestra carrera profesional. En este sentido, los “mejores” trabajos no se basan únicamente en las recompensas, sino en cómo hacen sentir a las personas consigo mismas y con su lugar en el mundo.

Lo que dice la ciencia

Una buena manera de reconocer estos matices y, aun así, predecir si una persona tiene probabilidades de acceder a mejores empleos, es examinar por qué algunos individuos tienen más opciones que otros. Es decir, en cualquier mercado laboral, las oportunidades de empleo o carrera disponibles pueden tener distintos grados de atractivo; pero desde la perspectiva de quien busca empleo, cuanto mayor sea su empleabilidad, mayores serán sus probabilidades de encontrar y mantener un trabajo deseable, ya sea que consideremos dimensiones subjetivas u objetivas de lo que se desea.

Con esto en mente, presentamos algunos aprendizajes clave sobre la ciencia de la empleabilidad que explican por qué ciertas personas tienen mayor facilidad para acceder a empleos con alta demanda:

1. Tu personalidad

    Diversos estudios demostraron que la empleabilidad depende en gran medida de la personalidad. Rasgos como la responsabilidad, la estabilidad emocional, la curiosidad y el ser sociable predicen no solo quién consigue el trabajo, sino también quién prospera una vez empleado. La personalidad moldea la reputación (la manera en que nos perciben los demás) y la reputación determina si se nos tiene en cuenta, si ascendemos y si permanecemos en la empresa.

    Por ejemplo, las personas fiables, tranquilas bajo presión y con disposición para aprender suelen tener más posibilidades de ser contratadas que aquellas que son erráticas, evitan la retroalimentación o son difíciles de tratar. Además, la personalidad también predice la satisfacción laboral. Incluso en trabajos objetivamente buenos, las personas neuróticas o desagradables tienen menos probabilidades de sentirse satisfechas.

    Por otro lado, las personas optimistas y adaptables encuentran significado en una gama más amplia de roles y son resilientes, aunque no estén satisfechas, incluso con trabajos que hacen infelices a la mayoría de las personas. En resumen, quién eres determina tanto los trabajos a los que puedes acceder como cómo te sientes al respecto una vez que los consigues.

    2. Tu clase social

    Si bien la mayoría de las economías avanzadas se consideran meritocráticas, los datos sobre movilidad social sugieren lo contrario. Solo en Estados Unidos, la mitad de los hijos de padres en el quintil de ingresos más bajo lograrán ascender socialmente y apenas 7% alcanzará el quintil más alto.

    En el Reino Unido, la brecha salarial entre la clase trabajadora y los profesionales persiste incluso entre los graduados. El privilegio aún garantiza el acceso a la educación, las redes de contactos, las prácticas profesionales y los empleadores dispuestos a dar una oportunidad. Los sociólogos denominan a esto capital social; en otras palabras, significa que los contactos y CVs de tus padres tienen más peso que tu propio potencial. El mundo puede estar avanzando hacia la meritocracia, pero aún no lo alcanzó.

    3. Lugar de nacimiento

    La ubicación es uno de los factores que mejor predicen el éxito profesional. El Índice de Mejores Lugares para Nacer clasifica a los países según las oportunidades que ofrecen a sus ciudadanos, y nacer en Suiza, Dinamarca o Singapur aumenta exponencialmente las probabilidades de conseguir un buen trabajo en comparación con nacer en Haití, Sudán del Sur o Bután.

    El acceso a la educación, la infraestructura, la tecnología y la seguridad básica influyen en la empleabilidad. El mismo talento, si nace en un país con instituciones débiles o un gobierno inestable, tiene muchas menos probabilidades de desarrollar todo su potencial. En ese sentido, la geografía tiene más probabilidades que el talento de determinar el destino, al menos hasta que la movilidad global o el trabajo en línea reduzcan significativamente esta brecha.

    4. Sus valores, intereses y preferencias

    Incluso en contextos similares, las personas difieren en lo que buscan en el trabajo. Psicólogos como Shalom Schwartz y Robert Hogan demostraron que nuestros valores de motivación (por ejemplo, logro, poder, altruismo, seguridad, estimulación, etc.) determinan qué significa para nosotros un trabajo adecuado.

    Alguien que valora la aventura y la creatividad prosperará en startups o en puestos de diseño, mientras que una persona que anhela estructura y previsibilidad puede preferir el sector público o las finanzas. La falta de alineación entre los valores y el entorno laboral (por ejemplo, una persona muy independiente en una cultura burocrática) conduce al agotamiento o la desmotivación.

    Cuanto mejor se ajuste tu trabajo a tus valores, más probable es que lo percibas como un buen trabajo.

    5. Adaptarse, evolucionar y mejorar

    En definitiva, los “mejores trabajos” no solo están mejor pagados o mejor diseñados, sino que se adaptan mejor a quienes los desempeñan. En parte se debe a la suerte: nacer en la familia adecuada, en el país adecuado y con el temperamento adecuado simplemente te brinda un mayor abanico de opciones, por lo que es lógico que encuentres más posibilidades.

    También depende en gran medida de una autoconciencia deliberada, es decir, de comprender qué tipo de entornos te permiten desarrollar todo tu potencial y alinear tu carrera profesional con ellos.

    Desde una perspectiva social, el objetivo debería ser ampliar el acceso a buenos empleos mejorando la educación, reduciendo la desigualdad y ayudando a las personas a desarrollar las habilidades y cualidades que las hacen empleables. Esto significa centrarse menos en la procedencia y más en el potencial, menos en las conexiones y más en la competencia.

    En definitiva, el mundo laboral nunca será completamente justo, pero puede tener mejores opciones. Y si bien nadie puede controlar su punto de partida, sí podemos controlar su desarrollo. Las personas que tienen más oportunidades son aquellas que aprenden a adaptarse, evolucionar y mejorar cualquier trabajo que tengan.

    Author

    • Tomas Chamorro-Premuzic

      El Dr. Tomas Chamorro-Premuzic es Director de Innovación en ManpowerGroup, profesor de psicología empresarial en University College London y la Universidad de Columbia, cofundador de deepersignals.com y asociado del Laboratorio de Finanzas Emprendedoras de Harvard.

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      El Dr. Tomas Chamorro-Premuzic es Director de Innovación en ManpowerGroup, profesor de psicología empresarial en University College London y la Universidad de Columbia, cofundador de deepersignals.com y asociado del Laboratorio de Finanzas Emprendedoras de Harvard.

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    Sobre el autor

    El Dr. Tomas Chamorro-Premuzic es Director de Innovación en ManpowerGroup, profesor de psicología empresarial en University College London y la Universidad de Columbia, cofundador de deepersignals.com y asociado del Laboratorio de Finanzas Emprendedoras de Harvard.