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El extraño triunfo de Robotina de ‘Los Supersonicos’

En 1962, “Los Supersónicos” fue un fracaso. Pero la industria tecnológica nunca ha dejado de intentar dar vida a la adorable y fiel criada robot de la serie.

El extraño triunfo de Robotina de ‘Los Supersonicos’ [Capturas de pantalla: Hanna-Barbera]

En octubre, visité la sede en Silicon Valley de 1X Technologies —la startup creadora de un robot humanoide doméstico llamado Neo— y hablé con su vicepresidente de producto y diseño, Dar Sleeper. Entre sus comentarios, mencionó que las expectativas del público, arraigadas desde hace tiempo, han puesto la vara muy alta para los robots domésticos. Naturalmente, mencionó al más emblemático del mundo.

“La Estrella Polar definitiva, para muchos, es Robotina”, me dijo. “Un mundo de Los Supersónicos donde pides y recibes, y eso mejora tu vida, pasas más tiempo con tu familia, estás más presente”.

La referencia a Sleeper me vino a la mente la semana pasada, cuando asistí a un evento de Wired en San Francisco donde entrevistaron a Matthew Prince, director ejecutivo de Cloudflare. Al explicar el impacto transformador de la inteligencia artificial (IA), recurrió a un precedente obvio: la dependencia de George Jetson de Rosie, la robot —En México fueron llamados Súper Sónico y Robotina—.

“Sigo viendo repeticiones de la vieja serie de dibujos animados Los Supersónicos”, dijo Prince. “Hay muchas cosas anacrónicas. Pero creo que preguntar “¿De dónde saca Súper esa información?” es realmente interesante. Y la respuesta es Robotina. Cuando dice: “Oye, Robotina, quiero una receta de galletas con chispas de chocolate”, la robot no dice: “Aquí tienes 10 enlaces azules, busca uno tú mismo”. Robotina dice: “Aquí tienes una receta de galletas con chispas de chocolate”.

Robotina surge con tanta frecuencia en las conversaciones sobre el futuro de la tecnología que es fácil ignorarla en lugar de asentir con la cabeza. Pero escuchar a dos ejecutivos mencionarla por su nombre me hizo preguntarme por qué este personaje secundario de una serie de dibujos animados de Hanna-Barbera de 1962, cancelada tras solo una temporada —aunque retransmitida incesantemente—, ha sido un referente tan duradero. No es una pregunta fácil de responder. Incluso si, como yo, ya has dedicado más tiempo que la mayoría a reflexionar sobre el impacto cultural de Los Supersónicos.

Antes de continuar, algunos datos curiosos sobre Robotina:

  • En inglés, su nombre se escribía originalmente “Rosey”, pero con el tiempo se impuso el más común “Rosie”.
  • El primer episodio de Los Supersónicos, Robotina, contó la historia de cómo ella entró a la casa de los Supersónicos, inicialmente como un robot de alquiler a corto plazo.
  • Ella apareció en solo otro episodio entre los 24 de la primera temporada, lo que me sorprendió, pero fue mucho más prominente en los programas adicionales de Los Supersónicos que Hanna-Barbera produjo a mediados de la década de 1980, incluidos papeles protagónicos en los episodios “Robotina viene a casa”, “Día de las madres para Robotina” y “Estafa a Robotina”.
  • Como empleada doméstica atrevida pero bondadosa, se inspiró innegablemente en el personaje principal del cómic Hazel, que se había convertido en una popular comedia televisiva la temporada anterior. —El resto de Los Supersónicos se inspiró en otro pilar del cómic, Blondie—.
  • Su voz con tintes de Brooklyn fue proporcionada por la actriz Jean Vander Pyl, mucho más conocida como Wilma Flintstone —En México fue doblada por la actriz Evelyn Solares, quien también hizo a Lulú D’Cartón—.
  • Si necesitas ponerte al día con las aventuras de Robotina, encontrarás Los Supersónicos en Prime Video.

Nada de esto explica por qué los tecnólogos siguen hablando de Robotina. La razón más superficial es que sería genial delegar las tediosas tareas domésticas a otra persona. La mayoría de nosotros no podemos permitirnos la ayuda humana, lo que convierte a una empleada robot en una propuesta atractiva. —Como se mostró en el primer episodio, incluso pagar por Robotina fue un desafío para Jane (Ultra en México) y Súper: era una modelo de demostración del año anterior con descuento, y pudieron conservarla solo porque el Señor Júpiter le dio un aumento a Súper—.

Pero si Robotina solo lavara los platos, no creo que la recordaran tan bien. Es una pieza de tecnología sofisticada con una interfaz de usuario excepcionalmente humano. Por eso la familia Sónico la adoraba tanto y por eso se nos queda grabada en la memoria. Y dado que sus características están pasando de ser fantasía a ser realmente posibles de construir, su relevancia no hace más que crecer.

Como ocurre con muchos aspectos de Los Supersónicos, Robotina es a la vez clásica y premonitoria. En un momento del primer episodio, abre la puerta y guarda las cintas de tarea de Judy Jetson —Lucero en México— para incorporarlas a su base de conocimientos. Afortunadamente, la cinta magnética dejó de ser el principal medio de almacenamiento de datos hace más de 40 años. Pero la capacidad de Robotina para procesar las tareas de Lucero —y presumiblemente ayudarla con ellas— se parece mucho a la de un LLM que procesa datos.

Rosie era una presencia inspiradora en la casa de los Supersónicos. [Captura de pantalla: Hanna-Barbera]

En la jerga actual de la IA, llena de palabras de moda, Robotina también es un agente. Gestiona tareas con un grado considerable de autonomía, está preparada para comportarse responsablemente y, aunque es atractiva y comprensiva, nunca cae en la adulación. Si Elroy —En México se llamó Cometín— le confesara que planea convertirse en un delincuente juvenil, podemos estar seguros de que no lo ayudaría. En cambio, se opondría a la idea y, de ser necesario, alertaría a sus padres. Nuestros chatbots de 2025 son rudimentarios en comparación, por no decir directamente peligrosos.

Otra razón por la que Robotina sigue siendo tan popular es el atractivo atemporal del aire optimista de Los Supersónicos. Como se muestra en la serie, el futuro es un lugar maravilloso, y Robotina forma parte de él. Incluso a finales de los años 60, nuestra cultura se había vuelto más oscura. HAL 9000 de 2001: Una Odisea del Espacio puede ser tan famoso como Robotina, pero también es una lección desoladora sobre los peligros de confiar en que la tecnología trabaje para nuestro bien. No encontrarás a ningún ejecutivo tecnológico hablando con aprobación de HAL como fuente de inspiración.

Los Supersónicos nunca fue distópico, pero tampoco ingenuo. Gran parte de su humor provenía de las desventajas de la tecnología teóricamente útil, a menudo de maneras que, en retrospectiva, son tan vanguardistas como cualquier otro aspecto de la serie. Como recordarán, los créditos finales de cada episodio concluían con Súper, abrumado por una cinta de correr automática desbocada, y gritando a Ultra: “Detén esta locura”.

Robotina no aparece en otro episodio de Los Supersónicos de 1962 llamado “Uniblab”. Pero su moraleja —que la inteligencia artificial en la oficina podría ser un desperdicio de dinero inútil— está lejos de ser entretenida y pintoresca.

El Señor Júpiter le presenta a Súper a su nuevo jefe, Uniblab. No sale bien. [Captura de pantalla: Hanna-Barbera]

Uniblab es un robot de oficina que el Señor Júpiter adquiere por 5 mil millones de dólares. Al parecer, un fiel defensor de la IA general —se jacta de que Uniblab tiene un coeficiente intelectual superior al de Súper—, el Señor Júpiter lo degrada a asistente del robot. Resulta que Uniblab usa su micrófono siempre activo para espiar a los empleados. También los induce a participar en juegos de apuestas manipulados. Y eso es prácticamente todo lo que hace.

Tras ser saboteado por el hacker residente de la serie, Henry, el manitas de los Supersónicos, Uniblab sufre una crisis alucinógena frente a la junta directiva de Spacely Space Sprockets. Es destituido sin contemplaciones. La humanidad triunfa, al menos por el momento.

Cuando se estrenó Los Supersónicos en 1962, el material publicitario explicaba que la historia transcurría exactamente 100 años en el futuro, en 2062. Esto indica que, incluso dentro de 37 años, la IA podría tener dificultades para demostrar definitivamente su valía. Por ahora, innumerables señores Júpiter están gastando de más en esta tecnología basándose en expectativas poco realistas.

Robotina, por su parte, se basa claramente en una IA más madura que Uniblab. Esto significa que podrían pasar varias décadas más hasta que sea real, incuestionablemente real. Ojalá siga siendo un objetivo ambicioso para toda la industria tecnológica.

Author

  • Harry McCracken

    Harry McCracken es editor global de tecnología de Fast Company, con sede en San Francisco. Escribe sobre temas que abarcan desde dispositivos y servicios de gigantes tecnológicos hasta la economía de las empresas emergentes y cómo la inteligencia artificial y otros avances están cambiando la vida en el trabajo, el hogar y más allá.

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Sobre el autor

Harry McCracken es editor global de tecnología de Fast Company, con sede en San Francisco. Escribe sobre temas que abarcan desde dispositivos y servicios de gigantes tecnológicos hasta la economía de las empresas emergentes y cómo la inteligencia artificial y otros avances están cambiando la vida en el trabajo, el hogar y más allá.