En una entrevista con Fast Company, Garry Tan, CEO de Y Combinator, describió a los inversionistas como “bodhisattvas” que ayudan a las startups a alcanzar la “tierra prometida”. Sus palabras resaltan una similitud entre los fundadores de startups y las personas con una práctica espiritual: ambos se embarcan en un viaje de fe a lo largo de un camino aparentemente sinuoso hacia una visión transformadora.
Se ha hablado mucho del lenguaje mítico y religioso de Silicon Valley. Me pregunto si el lenguaje de Tan es otro ejemplo de líderes tecnológicos que toman prestado un lenguaje espiritual para aumentar la productividad o si la construcción de empresas podría crear experiencias espirituales que conduzcan a una mayor iluminación.
Al analizar cientos de entrevistas con fundadores de startups y muchos artículos científicos, descubrí que iniciar una empresa era similar a una práctica espiritual, invitando a los fundadores a:
- Transformación personal: alinearse con su yo más auténtico y sanar heridas del pasado.
- Reconciliación social y ambiental: buscar abordar la injusticia social y la sostenibilidad.
- Sintonización divina: profundizar la relación con Dios o con Algo Más.
Me sorprendió que estas dimensiones espirituales también generaran resultados comerciales tangibles. El viaje del fundador puede, después de todo, conducir a una tierra prometida tanto espiritual como financiera.
TRANSFORMACIÓN PERSONAL
Al igual que una práctica espiritual, las iniciativas de startups invitan a los fundadores a abrazar su llamado, alinear sus vidas con un sentido de propósito y reconectar con su verdadero yo a través de la sanación y la transformación de traumas pasados.
- Propósito y alineación: casi el 40% de los fundadores consideran el emprendimiento como una expresión de su verdadero yo. Tristan Walker tuvo muchas ideas de startups, pero solo se sintió “auténtica y exclusivamente posicionado para” crear Walker and Co., su marca de cuidado personal para hombres negros. Muchos otros siguen un camino similar, enfocándose en una idea que aprovecha su llamado único. Estos emprendedores impulsados por un propósito tienden a atraer más recursos financieros, lo que hace que la alineación con el propósito sea una ventaja estratégica, y no solo una cuestión de realización personal.
- Sanación: fundar una startup también puede ayudar a los emprendedores a procesar y sanar traumas pasados. Whitney Wolfe Herd atribuye a su empresa, Bumble, el haberla “salvado” después de un muy público conflicto con su cofundador anterior. La investigación encuentra que las mujeres sobrevivientes de violencia doméstica también encuentran sanación en sus emprendimientos. Construir una empresa puede ayudar a los emprendedores a procesar y reconciliar experiencias desafiantes y cicatrices, recuperando así su sentido de sí mismos.
RECONCILIACIÓN SOCIAL Y AMBIENTAL
Desde las enseñanzas judías de Tikún Olam hasta los movimientos del Catholic Worker y los Derechos Civiles, las tradiciones religiosas y las prácticas espirituales inspiran a las personas a transformar sus relaciones entre sí y con el medio ambiente. De manera similar, muchos emprendedores sienten el llamado a crear un futuro mejor para el mundo, construyendo negocios que sirven a los desfavorecidos, creando conciencia sobre la desigualdad y promoviendo formas de vida más sostenibles.
- Sociedad: fundadores como Blake Mycoskie de TOMS Shoes y Davis Smith de Cotopaxi están construyendo empresas que abordan necesidades sociales e integran la caridad en sus modelos de negocio. El éxito comercial y el impacto social van de la mano para estas empresas “con propósito”, que experimentan un crecimiento e interés inversionista incrementado como resultado de sus modelos de negocio.
- Medio ambiente: reparar nuestra relación con la Tierra es otra motivación para los fundadores de startups. Patrick Brown de Impossible Meat, Sarah Kauss de S’well y RJ Scaringe de Rivian comenzaron sus negocios para impactar positivamente el medio ambiente, desarrollando productos que nos ayudan a vivir en un futuro más sostenible.
A medida que clientes y empleados buscan una mayor alineación entre sus valores y los de las empresas que apoyan, estas startups también están ganando mayor tracción en el mercado.
SINTONIZACIÓN DIVINA
Las incertidumbres y los riesgos del emprendimiento llevan a muchos fundadores a buscar prácticas espirituales y significado en fuerzas fuera de su control, ya sea enfocándose en conceptos como Dios, lo Divino, la trascendencia o Algo Más
- Dios: algunos emprendedores buscan refugio o apoyo de un Dios activo. Monique Rodriguez, fundadora de Mielle Organics, se considera a sí misma una “cocreadaora” con Dios, mientras que Daymond John, fundador de Fubu, atribuye su buena fortuna a la “gracia” de Dios. Aunque los emprendedores son más propensos a conectarse personalmente con lo Divino y orar con mayor frecuencia, no hay evidencia de que los resultados financieros positivos acompañen la creencia en Dios. Aun así, la fe puede ser una herramienta valiosa para ayudar a los emprendedores a dar sentido a sus experiencias y superar momentos difíciles e inciertos en sus negocios.
- Algo Más: otros fundadores reflexionan sobre esta incertidumbre en términos más amplios. Bert Jacobs, fundador de Life is Good Company, lo llama algo “mucho más grande que nosotros”, Jo Malone, fundadora de Jo Loves, cree en un “poder superior”, Norma Kamali lo llama el “Universo”, y Vlad Tenev, de Robinhood, se pregunta si todos somos parte de una “simulación”. Independientemente del punto de referencia, el emprendimiento posiciona a los fundadores para estar más conscientes y sintonizados con las fuerzas fuera de su control que moldean su destino.
LA PRÁCTICA ESPIRITUAL COMO VENTAJA ESTRATÉGICA
Si bien iniciar una empresa no necesariamente te hace espiritual, el emprendimiento comparte elementos similares a una práctica espiritual: realización del propósito, sanación de heridas emocionales, mejora del mundo y profundización en la conexión con lo Divino. Más allá de la realización personal, esta práctica espiritual puede generar resultados comerciales tangibles, como dirección estratégica, lealtad del cliente y compromiso de los empleados. Aquellos que abrazan tanto las dimensiones espirituales como las comerciales del emprendimiento están mejor preparados para alcanzar la “tierra prometida”, navegando el camino sinuoso con mayor claridad y resiliencia.