
No es común que una tienda departamental se meta en el terreno del arte público, pero El Palacio de Hierro lo hizo. Para celebrar los 10 años de su tienda en Polanco, —conocida como el “Palacio de los Palacios”— colocaron un pabellón efímero justo en la entrada. Más que un anuncio o una escultura decorativa es una instalación que habla de diseño, ciudad y memoria.
El pabellón es una estructura cilíndrica de ocho metros de altura, cubierta por cadenas galvanizadas que reflejan la luz de día y se iluminan por la noche. Es una pieza que transforma el espacio sin invadirlo. De día, se mimetiza con el entorno; de noche, se convierte en una especie de faro urbano. Fue diseñado por el estudio mexicano de arquitectura contemporánea LANZA Atelier, que ha sido reconocido por instituciones como el Architectural League of New York, la Trienal de Lisboa y el SFMOMA, donde en 2018 se presentó su primera exposición individual.

La curadora Ana Elena Mallet, reconocida por su trayectoria en el diseño moderno y contemporáneo, ve en esta instalación una forma de conectar el pasado arquitectónico con el presente urbano. Su experiencia incluye colaboraciones con espacios clave como el Museo Tamayo, el MUAC y el MODO, además de haber trabajado con instituciones internacionales como el MoMA y el LACMA. A lo largo de los años, ha curado diversas exposiciones para El Palacio de Hierro, tanto en su sede de Polanco como en el Centro Histórico, consolidando un diálogo entre el diseño, la ciudad y la identidad de marca.
Branding y diseño para celebrar a El Palacio de Hierro
Más allá de lo visual, lo interesante es cómo esta instalación conecta a la marca con la ciudad, porque el pabellón está afuera del edificio y cualquiera puede entrar, sentarse, tomar un café, ver el agua correr, mirar la ciudad a través de las cadenas.
El diseño también tiene capas. El piso amarillo, la banca circular y los materiales hacen referencia a los barrios que inspiraron la arquitectura del Palacio: Reforma, Lomas, Roma-Condesa y Pedregal. Es una forma de contar una historia sin palabras, usando el espacio como narrativa.

Este tipo de ejercicios son valiosos porque muestran cómo el diseño y el arte pueden salir del showroom y entrar en la conversación urbana. Se trata de estética, pero también de generar experiencias que conecten con las personas —y sí, también de posicionar a la marca como algo más que un lugar para comprar—.
El pabellón estará abierto hasta el 6 de noviembre frente a la entrada de Molière y Horacio. Si estás por Polanco, vale la pena detenerte un momento para observar cómo el diseño puede transformar lo cotidiano.