
La controversia en torno al “Signalgate” —altos funcionarios del gobierno que accidentalmente incluyeron a un periodista en su chat grupal mientras discutían detalles de un ataque militar en Yemen— se ha convertido en el mayor dolor de cabeza de la nueva administración Trump hasta la fecha. Pero también ha supuesto un momento de reconocimiento sin precedentes para la aplicación de comunicación cifrada Signal, colocándola literalmente en los titulares de todo el mundo y convirtiendo un error de seguridad nacional en un gran logro de marca.
¿Es esto positivo para Signal? Existen algunos riesgos y dificultades potenciales, y normalmente tener “gate” añadido al nombre de la empresa no es precisamente una ventaja. Pero en este caso, la atención parece estar funcionando para Signal.
Para empezar, medios de comunicación de alto perfil han explicado al público en general lo que son las aplicaciones de texto encriptado, aunque nunca había se habían interesado en eso. Ahora, las personas están descubriendo “la aplicación de chat favorita de espías y periodistas”, como la denominó el Wall Street Journal.
Si una parte considerable del gabinete del presidente pensó que la aplicación era lo suficientemente privada como para filtrar detalles de un ataque militar, muchos usuarios podrían pensar que, probablemente, lo sea para quejarse del jefe o chismear sobre los vecinos. —Después de todo, los planes de los funcionarios de Trump no fueron descubiertos por hackers ni estafadores, sino por el vergonzoso error de un usuario.
“Para el ciudadano común, esto parece un respaldo involuntario pero contundente al valor de la ciberseguridad y la privacidad que representa Signal”, declaró a The Intercept un defensor de la mensajería segura , señalando que el gobierno ha criticado previamente estas aplicaciones por considerarlas herramientas potenciales de terroristas y delincuentes.
Signal está creciendo con toda la atención
Apesar del supuesto “Signalgate”, la app se disparó rápidamente en las listas de descargas de la App Store; hasta el jueves, ocupaba el puesto número 15 en la clasificación de aplicaciones gratuitas de la App Store de Apple, subiendo del puesto 49 a principios de semana. Y según la firma de inteligencia de mercado Sensor Tower, las descargas de la aplicación del 24 al 26 de marzo aumentaron 105% con respecto a la semana anterior y 150% con respecto al mismo período del año anterior.
La reciente cobertura mediática también ha resaltado las diferencias entre Signal y la más conocida WhatsApp, una herramienta de mensajería privada ahora propiedad de Meta. —Según se informa, WhatsApp tiene más de 2 mil millones de usuarios a nivel mundial, y Signal tiene entre 40 y 70 millones mensuales—. Signal es una entidad independiente sin fines de lucro y la aplicación es de código abierto. Muchos expertos en privacidad prefieren Signal porque recopila menos datos de los usuarios y, como es sabido, no es propiedad de Meta.
Signal ya tuvo un enfrentamiento con WhatsApp
Casualmente, los directores de WhatsApp y Signal tuvieron recientemente un desacuerdo público. El director de WhatsApp, Will Cathcart, afirmó que sus protocolos de seguridad son básicamente los mismos, mientras que la presidenta de Signal, Meredith Whittaker, refutó rotundamente esa afirmación. “Signal es el referente en comunicaciones privadas”, declaró en una publicación de X. —Signal no respondió a una consulta de Fast Company—.
Dicho esto, uno de los riesgos es que el equipo de Trump, poco conocido por reconocer sus errores, ha estado buscando un chivo expiatorio. Y eso ya ha implicado lo que parecen intentos de culpar a la experiencia de usuario de Signal. En una entrevista con Fox News, el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, dijo que asumía la responsabilidad de invitar inadvertidamente al periodista al grupo de chat, pero preguntó: “¿Alguna vez has tenido el contacto de alguien que muestra su nombre… y luego tienes el número de otra persona ahí?”.
También se especuló que el periodista se había unido al grupo deliberadamente o por otros medios técnicos, culpando a un fallo o vulnerabilidad de software no especificado, pero al final solo fueron evasivas.
Aun así, una segunda preocupación es que las extensas críticas a los funcionarios de la administración involucrados podrían contagiar a Signal o insinuar fallas en ella. —Eso es lo que el propio Trump parecía estar haciendo cuando insinuó sin fundamento que la aplicación “podría ser defectuosa” para justificar un “Signalgate”—.
El llamado “Signalgate” podría ser una oportunidad
En términos más generales, esas críticas señalan que una comunicación tan sensible debería tener lugar en “instalaciones de información compartimentadas seguras” (SCIF, por sus siglas en inglés) especialmente diseñadas, que, entre otras cosas, prohíben los teléfonos celulares, ya que son vulnerables a los ataques informáticos.
Por otra parte, los mensajes del grupo estaban programados para expirar, lo cual contraviene las leyes que exigen el archivo de las comunicaciones oficiales. Las grandes instituciones financieras operan bajo regulaciones similares. Sin embargo, esto no implica necesariamente fallos en aplicaciones como Signal o WhatsApp; significa que un protocolo adicional suele descartar las opciones “fuera de canal” por defecto, y parece que dicho protocolo no se ha seguido.
En una publicación de X, Signal abordó lo que denominó “desinformación” en un memorando gubernamental, interpretado como una sugerencia de “vulnerabilidades” en su aplicación, pero que en realidad se refería a estafas avanzadas de phishing. La publicación no abordó el caso Signalgate ni las acusaciones directas, pero pareció suficientemente clara como para indicar que Signal está dispuesta a defender su reputación y aclarar que, sea lo que sea que haya fallado, no se trató de un fallo tecnológico. “Ahora mismo, Signal está recibiendo mucha atención nueva”, escribió la compañía. Eso, al menos, no es ningún secreto.