
En un mercado de alimentos saturado de opciones, sabores, formatos y campañas, Sabritas ha encontrado una fórmula que depende del desconcierto. Sus nuevas botanas Switch de sabores, que este año lanzan su tercera edición bajo el concepto “Confuso hasta probarlas”, no solo juegan con los sentidos: juega con las reglas del diseño de marca.
La idea es simple y provocadora: el empaque dice una cosa, el sabor otra. Doritos que saben a Sabritas Adobadas, Cheetos con sabor a Ruffles Mega Crunch, Tostitos que saben a Ruffles Queso. El resultado es una experiencia que descoloca, pero también engancha. Porque en un mundo donde todo parece predecible, lo inesperado se vuelve valioso.
Diseño de marca como juego
La colaboración con BBDO para esta edición no se limita a una campaña publicitaria. Es una exploración de cómo el diseño puede generar disonancia intencional. El empaque, los nombres, los colores y hasta la tipografía están pensados para provocar una reacción: “¿Qué está pasando aquí?” Y esa confusión es parte del atractivo, porque realmente no están lanzando sabores o botanas nuevas, sino que están vendiendo la expectativa y promocionando todas las marcas de la compañía entre sí.
Este tipo de estrategia no es nueva para PepsiCo México. En los últimos meses, la compañía ha apostado por propuestas que rompen con lo convencional. Ahí está el caso de las paletas Flamin’ Hot de Holanda, una colaboración entre Unilever y PepsiCo que convirtió el clásico sabor picante en una experiencia helada. O los Cheetos Ruleta, que mezclan sabores intensos con otros eXtraPicantes que pintan la lengua de morado y no sabes cuál te tocará hasta que lo pruebas. No es solo innovación de producto: es diseño de experiencia.
¿Por qué funciona?
Según datos compartidos por la marca, 30% de los consumidores busca activamente nuevos sabores en botanas, y 35% compraría más si existieran combinaciones interesantes. Pero más allá de las cifras, hay algo más profundo: el deseo de jugar. De probar algo que no tiene sentido, solo para ver qué pasa.
En ese sentido, Switch de sabores no es solo una edición limitada. Es una plataforma de exploración. Un laboratorio de diseño donde las marcas icónicas de Sabritas se mezclan, se transforman y se reinterpretan. Y eso, en términos de branding, es una jugada audaz: permitir que tus productos se conviertan en otros, sin perder identidad.
El surrealismo como lenguaje
La elección de lo surrealista como concepto no es casual. México tiene una relación histórica con lo surreal, desde el arte hasta la vida cotidiana. Sabritas lo toma como punto de partida para diseñar una experiencia que no busca explicarse, sino sentirse. Y en ese proceso, redefine lo que puede ser una botana.
En un momento donde la Inteligencia Artificial puede generar sabores, empaques y campañas en segundos, el valor de lo humano —de lo absurdo, lo inesperado, lo emocional— se vuelve más relevante que nunca. Switch de sabores es una respuesta a eso: una forma de decir que el diseño de marca no tiene que ser lógico, pero sí memorable.