[Ilustración: FC]
El 14 de noviembre, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, destornillador en mano, ayudó al personal de mantenimiento del Pentágono a instalar dos nuevos letreros con la leyenda “Departamento de Guerra”. Tras colocar el letrero en el exterior del edificio, se giró hacia los presentes y dijo: “¡Listo!”.
Este gesto de Hegseth fue más que un simple acto simbólico: fue el primer paso de lo que él y la administración Trump esperan que sea un cambio radical de imagen del Departamento de Defensa al Departamento de Guerra. Este cambio de imagen —que requeriría la modernización de 700,000 edificios e instalaciones en todo el mundo (sin mencionar los demás lugares donde el Departamento de Defensa se convertiría en el Departamento de Guerra)— podría costar, según se informa, hasta 2,000 millones de dólares.
Cambio de señalización, membrete, placas y más
En septiembre, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que otorgaba al Departamento de Defensa un nombre secundario, “Departamento de Guerra”, pero para que sea oficial se requiere una ley del Congreso, y no será barata, según cifras compartidas por cuatro altos funcionarios del Congreso y otras dos personas informadas sobre el costo a NBC News.
El precio estimado cubriría el cambio de señalización y membrete, que en conjunto podría costar alrededor de mil millones de dólares, además de placas, credenciales, software y código.
Los cambios de branding pueden ser complicados para cualquier organización, pero son especialmente difíciles cuando se trata de agencias públicas y dinero de los contribuyentes. El público y los legisladores han criticado el plan de Trump de cambiar el nombre del Departamento de Defensa a Departamento de Guerra, nombre que Estados Unidos usaba antes de que sus agencias militares se consolidaran tras la Segunda Guerra Mundial.
Esto no se trata simplemente de agregar unas letras a un edificio, como Trump hizo en la Casa Blanca. El Departamento de Defensa (DOD), la agencia federal de alto nivel que supervisa las ramas de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, cuenta con más de tres millones de empleados y presencia de marca, tanto interna como externa, en instalaciones de país y 80 países alrededor del mundo. En comparación, Walmart cuenta con 2.1 millones de empleados y tiendas en 19 países.
Oposición al cambio de nombre
El 14 de noviembre, Hegseth declaró que el letrero del DOD en el Pentágono fue reemplazado “porque queremos que todos los que entren por esta puerta sepan que nos tomamos muy en serio el cambio de nombre de esta organización”, según un comunicado de prensa. Sin embargo, una encuesta de YouGov realizada en septiembre reveló que 58% de los adultos estadounidenses se opone al cambio de nombre del DOD, y existe oposición bipartidista a la formalización del nombre alternativo.
En una carta dirigida a la Oficina de Presupuesto del Congreso en octubre, los demócratas del Comité de Presupuesto del Senado citaron preocupaciones tanto de marca como presupuestarias, argumentando que el nuevo nombre “podría generar confusión, redundancia y gastos innecesarios”.
“Dado el énfasis reiterado de la administración Trump en la austeridad fiscal —en particular, su uso agresivo de retenciones ilegales y ahora, recortes presupuestarios inconstitucionales—, este cambio de nombre simbólico es tanto un derroche como una hipocresía”, escribieron los demócratas. “Parece priorizar el espectáculo político sobre la gobernanza responsable, al tiempo que desvía recursos de funciones esenciales de seguridad nacional”.
El senador Rand Paul, republicano de Kentucky, declaró a CNN que cree que llamar al Departamento de Defensa “envía un mal mensaje al mundo”.
“En un mundo con armas nucleares, creo que glorificar la guerra… no es algo que apoye”, dijo Paul. Los republicanos han presentado proyectos de ley en la Cámara de Representantes y el Senado para cambiar el nombre del Departamento de Defensa, y Paul afirmó que “lideraría la oposición” si se presentara ante el Senado.
Costos ocultos del rebranding
Trump ha intentado proyectar una imagen de pacificador este año, lo cual contradice un cambio de nombre con temática bélica. También contradice sus promesas de campaña.
Trump asumió la presidencia prometiendo reducir costos y controlar el gasto público, pero al acercarse a su primer año en el cargo, la persistente inflación y el gasto público excesivo, como la remodelación de la Casa Blanca, han tenido un impacto político negativo. Su índice de aprobación está en declive, y un costoso proyecto de cambio de imagen, considerado por muchos como un mero capricho, podría no ser la solución.
El cambio de imagen del Departamento de Defensa podría costar a los contribuyentes hasta 2,000 millones de dólares. Los costos políticos para Trump podrían ser aún mayores.
![[Foto: FC México]](https://fc-bucket-100.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/2025/11/19083424/Diseno-sin-titulo-3-2.jpg)
![John Ternus , vicepresidente sénior de ingeniería de hardware de Apple [Foto: Getty Images]](https://fc-bucket-100.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/2025/11/18085818/p-91443634-John-Ternus-apple-tim-cook.webp)
