
En nuestro mundo acelerado e interconectado, el éxito de las organizaciones depende no solo de una estrategia sólida y la capacidad técnica, sino también de la fuerza de la dinámica humana que lo sustenta todo. Las personas necesitan inteligencia emocional para trabajar juntas con éxito. Es el lubricante social que ayuda a las personas a operar con mayor eficacia en situaciones adversas y también a los miembros de los equipos a comprenderse mejor y a trabajar de forma más cohesionada como una unidad.
Los componentes clave de la inteligencia emocional son la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales. Todos estos factores ayudan a las personas a superar y gestionar las complejidades sociales, así como a forjar relaciones sólidas con diversos grupos de personas, lo que facilita una colaboración más sólida en el ámbito laboral.
La inteligencia emocional complementa y apoya la inteligencia cognitiva, permitiendo que los miembros del equipo trabajen juntos con mayor fluidez y cooperación. Es lo que permite a los miembros del equipo generar confianza y cohesión, sin las cuales incluso los equipos más inteligentes y capacitados tendrán dificultades para ser eficaces.
A continuación se presentan cinco factores que cambian el juego de la inteligencia emocional y que influyen en el desempeño de un equipo.
Comunicación mejorada
Sin una comunicación eficaz, a todos los equipos les resultará difícil generar y mantener el impulso. La inteligencia emocional ayuda a los equipos a desarrollar claridad, apertura y la capacidad de trabajar con las diversas ideas de cada miembro sin generar divisiones ni conflictos.
Al establecer una comunicación abierta y bidireccional, los miembros del equipo pueden concentrarse en sus tareas sin verse atrapados en malentendidos ni en la superioridad numérica. Pueden compartir libremente sus ideas sin temor a ser juzgados o malinterpretados. “La inteligencia emocional es el catalizador de la seguridad psicológica en los equipos”, según Debbie Muno, directora general de Genos Norteamérica.
Confianza y camaradería
Los equipos funcionan mejor cuando sus miembros sienten una profunda conexión entre sí. Esto les permite identificarse y sentirse orgullosos de formar parte del grupo. En lugar de competir, los miembros se apoyan y fortalecen mutuamente sus habilidades y capacidades.
Esto genera respeto y sentimientos mutuos. La inteligencia emocional rompe barreras y ayuda a los miembros del equipo a alcanzar un punto en el que se sientan así. “Expresar los sentimientos en el momento y lugar adecuados y animar a los demás a expresarse propicia una comunicación auténtica y de confianza, y la cohesión del equipo”, afirma Muno.
Mayor compromiso y motivación
La inteligencia emocional es crucial para ayudar a los miembros del equipo a desarrollar entusiasmo e interdependencia. Cuando los miembros del equipo se sienten orgullosos de sus logros, tienen el impulso para ir más allá de su nivel actual, generando un impulso creciente. Esto genera una sólida comprensión y confianza en la capacidad del equipo para superar los desafíos.
Prevención y resolución de conflictos
Las diferencias y los conflictos son inevitables en cualquier grupo con diversos puntos de vista y personalidades. Pero si los miembros del equipo poseen un alto nivel de inteligencia emocional, estarán mejor preparados para superar los problemas egocéntricos y buscar soluciones.
Esto requiere transparencia, diálogo abierto y un enfoque en las soluciones en lugar de obsesionarse con luchas de poder personales. Si todos los miembros del equipo saben escuchar activamente, es más probable que sientan empatía y respeto por los puntos de vista diferentes a los suyos. También saben cómo hacer que los demás miembros del equipo se sientan escuchados y respetados, incluso si no implementan sus ideas. Los equipos emocionalmente inteligentes también son más propensos a superar los problemas; al hacerlo, aumenta el respeto mutuo, lo que consolida la creencia de que pueden resolver los desacuerdos de forma positiva.
Mayor resiliencia y adaptabilidad
En un entorno laboral en constante cambio, la adaptabilidad y la flexibilidad son cruciales para el éxito. “Responder eficazmente en situaciones estresantes permite a los miembros del equipo interactuar y comunicarse productivamente”, afirma Muno.
Los equipos con alta inteligencia emocional confían en su capacidad de adaptarse y cambiar rápidamente a las nuevas situaciones y entornos que surgen. Han demostrado su capacidad para superar los problemas de personalidad y los egos heridos que perjudican la eficacia del equipo, lo que les permite centrar su atención y energía en la tarea en cuestión. Y en lugar de caer en la superioridad, característica de un equipo disfuncional, saben cómo sacar lo mejor de cada uno para maximizar el apoyo y la colaboración.