Es fácil estar en un puesto de liderazgo en los buenos tiempos. Es como ser Oprah anunciando a todos en el público que acaban de ganar un auto nuevo. Pero, cuando los tiempos son difíciles, es cuando debes mirarte al espejo y decir: “Por esto me pagan tanto.”
Para estar preparado para esos momentos, asegúrate de tener un plan para abordar una crisis, ya que es inevitable que ocurra en algún momento. Obviamente, los detalles de ese plan tendrán que desarrollarse sobre la marcha, porque las especificidades de la mayoría de las crisis son difíciles de predecir con antelación. Sin embargo, deberías tener delineado un plan general de crisis con suficiente anticipación para no estar improvisando sobre cómo empezar. Aquí están las cosas básicas que debes tener listas antes de que la crisis pegue:
COMUNICA PRONTO Y CON FRECUENCIA
Es fácil quedar atrapado en los detalles de una crisis y olvidar las necesidades de los empleados y de las partes interesadas externas, incluidos clientes y proveedores. Por eso es importante contar con un plan de comunicación y un responsable designado para liderar este aspecto.
Tu plan de comunicación debe incluir a las audiencias clave que necesitarán información. Los empleados querrán saber que los problemas principales están siendo atendidos, si existe algún riesgo para sus empleos y cómo una crisis podría afectar su vida laboral diaria. Las partes interesadas externas necesitarán información sobre interrupciones de servicios u otros efectos que una crisis pueda tener en su experiencia.
En una crisis, es crucial comunicar rápidamente para asegurar a las partes interesadas clave que estás abordando el problema, y luego comunicarte con la frecuencia suficiente para mantener la confianza en tu liderazgo. No ofrezcas un resumen demasiado optimista de la situación o de tus posibilidades de resolverla con éxito. Si minimizas problemas importantes o expresas un exceso de confianza en tu capacidad para resolver un problema que finalmente no puedes abordar, socavarás la confianza en tu liderazgo.
CONOCE TUS VULNERABILIDADES
En situaciones de crisis, es importante ser consciente de tus debilidades más significativas, ya que son las más propensas a fallar ante un problema. No es agradable hacer un catálogo de vulnerabilidades, pero esa conciencia te permite revisar de inmediato los elementos de tu negocio que son más susceptibles de sufrir.
Una de las vulnerabilidades más significativas que puedes identificar son los puntos únicos de falla. En nuestro esfuerzo por hacer que las organizaciones sean más eficientes, a menudo eliminamos redundancias. Esta estrategia suele preferirse como una medida para reducir costos. Sin embargo, cuantas menos redundancias tenga una organización, menos resiliente será el equipo. En una crisis, las áreas más frágiles de la organización son las que más probablemente sufrirán.
Es valioso desarrollar planes para minimizar los casos en los que una sola persona o un único canal de comunicación sea responsable de una función importante dentro de la organización. Cuando no puedas eliminar estas vulnerabilidades, al menos necesitas ser consciente de ellas para evitar que causen problemas durante una crisis.
TEN LISTO TU EQUIPO DE TOMA DE DECISIONES
Cuando ocurre una crisis, las decisiones deben tomarse rápidamente. La mejor manera de manejar una crisis es tener ya un plan para abordar los aspectos básicos de la situación. Muchas organizaciones realizan simulacros en los que practican cómo abordar problemas probables, para que la crisis real no sea la primera vez que el equipo enfrenta un problema.
Una parte central de estos ejercicios es determinar cómo se tomarán las decisiones. Es importante saber qué personas tienen la responsabilidad de ciertas categorías de decisiones durante una crisis. También es crucial garantizar que varias personas no tomen decisiones contradictorias. De lo contrario, diferentes partes de la organización podrían trabajar en direcciones opuestas, desperdiciando tiempo y recursos valiosos.
Al final, la mejor manera de manejar una crisis es prepararse para emergencias probables antes de que ocurran, en lugar de improvisar frente a un problema importante sin haberlo previsto.