Cuando los humanos usan IA para obtener patentes, ¿quién realiza la invención?

La llegada de la inteligencia artificial generativa ha revolucionado todos los sectores, desde el técnico hasta el creativo. Los sistemas de IA capaces de generar código informático viable, redactar noticias y crear gráficos de aspecto profesional han inspirado innumerables titulares que se preguntan si eliminarán puestos de trabajo en tecnología, periodismo y diseño, entre muchos otros campos.

Y estas nuevas formas de trabajar y crear cosas plantean otra pregunta: En la era de la IA, ¿qué significa ser inventor?

Entre los tecnólogos que crean herramientas o programas digitales, es cada vez más común utilizar la IA como parte de los procesos de diseño y desarrollo. Sin embargo, a medida que los modelos de aprendizaje profundo desarrollan cada vez más su potencial técnico, incluso los investigadores altamente cualificados que utilizan la IA en su trabajo han comenzado a expresar su preocupación por la obsolescencia.

Existe un gran debate sobre si la IA puede aumentar la creatividad humana, pero datos recientes sugieren que la tecnología puede impulsar la investigación y el desarrollo, donde la creatividad suele desempeñar un papel importante. Un estudio reciente realizado por Aidan Toner-Rodgers, estudiante de doctorado en economía del MIT, reveló que los científicos que utilizan herramientas de IA aumentaron sus solicitudes de patentes en 39% y crearon 17% más de prototipos que cuando trabajaban sin ellas.

Si bien este estudio indica que la IA parece ayudar a los humanos a ser más productivos, también mostró una desventaja: el 82 % de los investigadores encuestados se sentían menos satisfechos con su trabajo desde que implementaron la IA en sus flujos de trabajo. “No pude evitar sentir que gran parte de mi formación ahora es inútil”, declaró un investigador.

Esta dinámica emergente nos lleva a una pregunta relacionada: si un científico utiliza la IA para crear algo nuevo, ¿el resultado sigue considerándose una invención? Como jurista especializado en tecnología y derecho de la propiedad intelectual, observo el creciente poder de la IA transformando el panorama legal.

Personas físicas

En 2020, la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos se negó a incluir en las solicitudes de patente al sistema de IA DABUS, que supuestamente diseñó un contenedor de alimentos y una baliza de emergencia intermitente. Sentencias judiciales posteriores aclararon que, según la legislación estadounidense vigente, solo los seres humanos pueden figurar como inventores, pero dejaron abierta la cuestión de si las invenciones desarrolladas por científicos con ayuda de IA pueden obtener protección mediante patente.

El concepto de invención y la protección legal de las invenciones tienen profundas raíces en Estados Unidos. La Constitución protege explícitamente los “derechos exclusivos” de autores e inventores “sobre sus respectivos escritos y descubrimientos”, lo que refleja la firme convicción de los redactores de que el Estado debe proteger y fomentar las ideas originales.

La legislación estadounidense actual define al inventor como una persona física que ha concebido una invención completa y operativa que puede utilizarse sin necesidad de investigación ni experimentación exhaustivas. Un inventor debe hacer más que seguir instrucciones rutinarias: debe realizar una contribución intelectual para producir algo novedoso.

Esa contribución puede ser una idea clave que impulse la invención o una perspectiva crucial que convierta el concepto en un producto funcional. Si la aportación de una persona es rutinaria o simplemente explica lo que ya se sabe, no es un inventor.

Rol de la IA

¿Hasta qué punto puede o debe la IA formar parte del proceso de invención? El lanzamiento de aplicaciones de IA como ChatGPT en 2022 presentó al público grandes modelos de lenguaje y reactivó el debate sobre si la IA debería utilizarse en el proceso inventivo y cómo hacerlo. Ese mismo año, el Tribunal de Apelaciones del Circuito Federal de EU conoció un caso que evaluó si la IA podía ser nombrada como inventora en una solicitud de patente.

El tribunal concluyó que, según la legislación estadounidense, los inventores deben ser seres humanos. El fallo reafirmó la idea de que el Congreso pretendía fomentar la invención de seres humanos, no de máquinas. Esta idea sigue siendo fundamental para la política de patentes actual.

A raíz de la decisión del tribunal, en 2024 la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos actualizó sus directrices para aclarar el papel de la IA en el proceso inventivo. La guía reafirma que un inventor debe ser humano. Sin embargo, la Oficina de Patentes y Marcas explicó que la política no impedía a los inventores utilizar herramientas de IA para ayudar en la investigación y el desarrollo de invenciones. Este enfoque reconoce cómo el rápido desarrollo de las tecnologías de IA ha permitido a los investigadores lograr avances emocionantes.

Los responsables políticos parecen comprender que, si Estados Unidos quiere seguir liderando el mundo en innovación, la mitología del inventor solitario que trabaja arduamente en un garaje y confía únicamente en el intelecto debe evolucionar para tener en cuenta el valor de las herramientas de IA que, según la investigación, hacen a los humanos más productivos.

Sin embargo, dado que solo los seres humanos pueden ser nombrados como inventores en una patente, la política actual no responde del todo.

W. Keith Robinson es profesor de Derecho en la Universidad Wake Forest.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.