5 razones por las que la autenticidad en el trabajo es complicada

A continuación, Tomás Chamorro-Premuzic comparte cinco ideas clave de su nuevo libro,  Don’t Be Yourself: Why Authenticity Is Overrated (and What to Do Instead).

¿Cual es la gran idea?

La autenticidad está sobrevalorada y puede ser contraproducente, especialmente en el trabajo. El éxito se basa en una autopresentación estratégica, la empatía y el equilibrio entre la libertad personal y la responsabilidad hacia los demás.

1. La autenticidad no es el truco de vida que dicen que es

La autenticidad se ha convertido en uno de los rasgos más celebrados en todos los ámbitos de la vida, especialmente en el laboral. Pero esta tendencia, a pesar de sus inicios bienintencionados, no ha salido según lo previsto. Lo que inicialmente se suponía que liberaría a las personas de las presiones del conformismo en el trabajo tiene resultados contraproducentes de maneras sorprendentes.

“El elogio excesivo de ser ‘fiel a uno mismo’ puede alimentar el narcisismo, el individualismo extremo y el desprecio por las obligaciones hacia los demás”.

Si bien las investigaciones en psicología positiva demuestran que sentirse alineado con uno mismo puede mejorar el estado de ánimo y el bienestar, la obsesión social por la autenticidad tiene un lado oscuro. Elogiar excesivamente la fidelidad a uno mismo puede fomentar el narcisismo, el individualismo extremo y la indiferencia hacia las obligaciones con los demás. Este fenómeno cultural suele ser más perjudicial que beneficioso, especialmente en el ámbito profesional.

2. Las cuatro trampas de la autenticidad

Para los líderes que desean ser competentes, eficaces y crear una cultura laboral inclusiva y diversa, es importante evitar las cuatro trampas de la autenticidad. Los siguientes mantras parecen impulsar comportamientos beneficiosos, pero en realidad pueden perjudicar el éxito profesional objetivo:

• Sé siempre honesto contigo mismo y con los demás. La mayoría de las personas tienen una imagen muy positiva de sí mismas. Pero décadas de investigación demuestran que esta autopercepción está en gran medida sesgada y, a menudo, no coincide con la percepción que tienen los demás. Incluso si somos conscientes de nosotros mismos, la honestidad no siempre es lo que los demás desean. A menudo prefieren el ánimo, la retroalimentación positiva o la interacción social cortés a la verdad sin tapujos.
• Mantente siempre fiel a tus valores. Seguirlos ciegamente puede ser peligroso si son dañinos, destructivos o antisociales. La historia está llena de líderes que actuaron consecuentemente con sus valores, pero causaron un gran daño. Incluso para la gente común, la adhesión rígida a los propios valores puede impedir la autorreflexión, alimentar la polarización y hacer que el consejo de “sigue siempre tu corazón” sea engañoso.
• No te preocupes por lo que piensen los demás. La idea de que no deberíamos preocuparnos por cómo nos ven los demás es irreal, ya que los humanos percibimos el mundo naturalmente a través de la perspectiva de los demás y dependemos de la retroalimentación social para crecer. Ignorar las aportaciones de los demás puede preservar una autoimagen de heroísmo, pero impide un verdadero desarrollo como líderes, colegas y seres humanos.
• Trae tu yo completo al trabajo. Nuestro yo completo, incluyendo las partes gruñonas, impulsivas o egocéntricas, rara vez es bien recibido en el trabajo, por lo que decirles a los demás que es seguro expresarse es una trampa. Las organizaciones deben centrarse en crear entornos inclusivos que equilibren la autoexpresión con la responsabilidad y la colaboración en el equipo, y así reconocer dónde termina la libertad personal y dónde comienzan las obligaciones con los demás.

3. La autenticidad puede perjudicar los resultados profesionales y de liderazgo.

El éxito profesional y de liderazgo requiere una autopresentación estratégica. En lugar de imponer una imagen inédita a los demás, las personas se benefician de gestionar deliberadamente cómo son percibidas. Esto implica comprender el contexto social, adaptarse a las necesidades de los demás y tomar decisiones intencionales sobre qué compartir y cómo hacerlo. Una gestión eficaz de las impresiones no es manipuladora; es una forma práctica de alcanzar objetivos reales sin comprometer la integridad.

4. Un liderazgo eficaz consiste en gestionar la percepción.

El liderazgo se trata menos de complacerse en la autoexpresión y más de crear valor para los demás. Los líderes deben distinguir cuándo la confiabilidad se convierte en compartir demasiado, y comprender cómo gestionar las emociones y comunicarse eficazmente en lugar de revelar información personal de forma inapropiada.

“La autenticidad sin conciencia estratégica puede conducir a errores”.

Es crucial que los empleados reciban información que les ayude a crecer. La autenticidad sin conciencia estratégica puede llevar a errores, mientras que la comunicación reflexiva fomenta la influencia, la lealtad y la colaboración eficaz.

5. La autenticidad es un privilegio poco común

La autoexpresión plena suele ser un lujo de los poderosos, un privilegio de la élite. Solo quienes tienen estatus pueden imponer su identidad sin filtros con menos consecuencias. Pero para la mayoría, este enfoque conlleva el riesgo de reveses profesionales y sociales. El éxito se logra al equilibrar la autenticidad con la empatía, la colaboración y la conciencia de las normas sociales y organizacionales. No te limites a ser tú mismo. Sé tú mismo de forma estratégica, responsable y reflexiva.

Tomás Chamorro-Premuzic es director de innovación en ManpowerGroup, profesor de psicología empresarial en la University College de Londres y en la Universidad de Columbia, cofundador de Deeper Signals y asociadao del Laboratorio de Finanzas Empresariales de Harvard.

Este artículo  apareció originalmente en la revista Next Big Idea Club y se publica aquí con permiso.

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