
La culpa es del Cutzamala: así parecer ser cada vez que hay que solicitar otra pipa de agua para rellenar las cisternas de los capitalinos. Pero el problema central es que Ciudad de México –y un total de 70% de todo el país– enfrenta una escasez hídrica grave.
En mayo de 2024 corría el rumor de la llegada del “Día Cero” para el 26 de junio, cuando el suministro de agua sería racionado. Si bien no se convirtió en una realidad hubo factores que tampoco hacían ver tan lejana esa realidad. Entre ellos una precipitación anual acumulada menor a otros años y desabasto de agua por la presencia de gasolina en ella, así como la sequía prolongada que azotó a buena parte del país el primer semestre del año y que comenzó a ceder hasta julio. Otro factor fue un sistema Cutzamala, cuyo nivel descendió a solo 26% de su capacidad.
El sistema hídrico de almacenamiento, conducción, potabilización y distribuidor de agua dulce es crucial ya que brinda 24% del agua que requiere la capital y el área metropolitana –40% con el sistema Lerma–. De llegar a niveles menores a los de 2024, 6 millones de personas quedarían con un suministro reducido según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Solución integral para el sistema Cutzamala
Ok. Nos estamos quedando sin agua y ¿luego? Hablar de una solución única o una acción sencilla para remediar los bajos niveles del Cutzamala sería apenas un curita para una herida que necesita sutura. El agua es uno de varios servicios ecosistémicos –beneficios que la naturaleza proporciona a la sociedad– relacionados con el cuidado del medio ambiente, por lo que la solución empieza desde la naturaleza misma.
Para cuidarla no basta con cerrar la llave mientras de bañas —aunque por supuesto abona—: el esfuerzo debe ser más amplio y multienfoque. WWF en colaboración con Reckitt, líder global en productos de salud, emprendió un programa de tres años basado en cuatro pilares para atacar el problema de raíz:
- Reforestación
- Conservación
- Educación
- Empleo
Bajo estos preceptos, cada año se plantea una reforestación de 300,000 árboles en 252 hectáreas de conservación que están conectadas al sistema Cutzamala. Esto contribuirá a la recarga anual de 236,205m³ de agua y la captura de cerca de 2,948 toneladas de CO₂, lo que contribuye a mejorar la calidad del aire y a combatir el cambio climático.
Con el pilar de educación se buscará impactar a más de 8,400 personas con campañas de educación, talleres escolares y campañas publicitarias como “Guardianes del Agua”. Además, esta colaboración creará 35 empleos permanentes y 290 temporales para la producción de brinzales (retoños) y la reforestación.
Cuidar el agua ya es una necesidad, sobre todo en una ciudad donde el acceso a ella parece un lujo, con personas que apenas consumen 6 litros al día para vivir, mientras otros utilizan 277.