Imagina estar sediento y solo abrir una llave para tomaar agua. Según tu contexto podrías pensar en que no se refiere al grifo del agua, sino al dispensador del garrafón. O al filtro metálico, el cual tarda horas en llenar una jarra. Pero la realidad es muchos países, incluida una buena parte de Latinoamérica, sí deben purificar el agua antes de consumirla. O comprar botellas de plástico, como en México que “es el país que más consumo de botellas de plástico tiene en el mundo”, señala Claudio Cervantes, director de comunicación de Ecofiltro.
El dilema del agua es amplio y uno de los temas relacionados más preocupantes es que 161 millones de personas en Latinoamérica no tienen acceso adecuado al agua potable. Esta es una realidad en México y en Guatemala, donde nació Ecofiltro en 1990 como una respuesta para quienes carecen de agua potable por falta de infraestructura o de recursos económicos.
Hoy, la empresa sigue honrando la misión de llevar agua a quien la necesite, señala su CEO Arturo Zavaleta. Y el diseño fue algo fundamental para lograrlo.
Bueno, bonito, barato y útil
Para muchos aún es sorprendente, sino imposible, que se pueda tomar agua de la llave y filtrarla para beberla. Estamos acostumbrados al garrafón y que, incluso hirviéndola, no siempre es potable. Pero el diseño y materiales que utiliza Ecofiltro lo hacen posible.
El ingeniero guatemalteco Fernando Mazariegos tenía por objetivo crear un filtro de agua altamente eficiente, de costo accesible, gran durabilidad y muy bajo mantenimiento. Esto lo llevó a probar materiales como barro, plata coloidal y carbón activado. Hoy, el filtro está compuesto por un depósito de agua con unida purificadora compuesta de aserrín, arcilla y plata coloidal (utilizada en la desinfección), y un depósito con dispensador para el agua potable según las estipulaciones de ley, como la NOM-244-SSA1-2020 de México.
El diseño del depósito con dispensador no solo es bonito porque sí. Los materiales de sus cuatro líneas de filtros —peltre, cerámica, cobre y ecofiltro value— fueron escogidos “con base al producto a satisfacer la necesidad de diseño y el precio, del cliente”, dice Claudio. Por ello hay filtros desde 2,939 pesos hasta 8,000. Y, si bien no es un problema, también evita tener a la vista el clásico garrafón, con sifón en el mejor de los casos.
Sin importar lo mucho o poco que puedas invertir en un filtro sí existe una realidad. Cada repuesto de la unidad purificadora cuesta 1,100 pesos y dura alrededor de dos años. Un garrafón vale entre 50 y 60 pesos y dura aproximadamente de tres a cuatro días para una familia de cuatro personas. Es decir 700 pesos al mes en garrafones, lo que se traduce en 8,000 pesos anuales. Y es este detalle el hace aún más real el acceso al agua potable a bajo costo.
Además de las 3B, los repuestos, al ser de barro, pueden convertirse en una maceta, por ejemplo. Incluso puedes “aventar al jardín y no estás generando desechos de plástico que contaminen”, dice Arturo.
El flujo del negocio
Ecofiltro inició en el Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial de Guatemala. Hoy, su fábrica importa desde este país a Europa, Estados Unidos y otros ocho países.
A México llegó en 2018 y, desde entonces, no ha parado de crecer en ventas y escaparates para todos los gustos. Si bien inicialmente inició con su propia tienda en línea, hoy tienen distintos sitios para buscarlos. Primero dominaron los online, como Amazon y Mercado Libre. Estas ayudaron a que llegaran a los offline, por lo que hoy tiendas departamentales, supermercado y tiendas de mayoreo cuentan con el producto para quienes prefieren las compras físicas.
Por lo pronto, el plan para Ecofiltro es crecer. Y esto incluye una nueva fábrica en México que ayude a exportar y facilitar el acceso a agua potable.
También continuar apoyando causas como la Red Refill que, en Puerto Escondido, Oaxaca, ayuda a luchar contra el consumo de botellas PET, y ayudar a fundaciones e instituciones que buscan llevar agua potable a sitios sin ella. No por nada el slogan es “Toma agua, dona agua”.