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Humanidad 2.0: ¿Cuál es el futuro de los cyborgs en el mundo?

Convertirnos en cyborgs traería consigo cambios en las áreas de la cultura, la nacionalidad y la relación del ser humano con la naturaleza

Humanidad 2.0: ¿Cuál es el futuro de los cyborgs en el mundo? AFP

Una humanidad aumentada por la tecnología es un concepto que se encuentra en prácticamente toda obra de ciencia ficción; desde películas como Blade Runner o videojuegos como Cyberpunk2077, la idea de convertirse en cyborgs es una que está repleta de potenciales interesantes. Sin embargo, esta realidad ya no es exclusiva del terreno de la ciencia ficción.

Un cyborg puede definirse como un ser con partes orgánicas y biomecatrónicas; es la unión de un organismo vivo con la tecnología. Por más descabellado que suene, actualmente es posible hacerse con nuevos órganos y sentidos a través de la tecnología, y varios cyborgs ya se encuentran entre nosotros.

Neil Harbisson, el primer Cyborg reconocido mundialmente

AFP

Uno de estos es Neil Harbisson, un artista y activista británico que, además, es el primer cyborg reconocido en el mundo. Neil nació con acromatismo, una condición visual que le impide ver colores; sin embargo, gracias a una antena implantada en su cráneo en 2004, es capaz de sentir las vibraciones del color a través del sonido.

El sensor capta la frecuencia de los colores y los traduce en sonidos que percibe a través de la conducción ósea. Los humanos normalmente oímos mediante conducción aérea, con ondas sonoras que pasan por el oído externo y medio y hacen vibrar el tímpano interno. Pero con la conducción ósea, las vibraciones se transmiten a través del cráneo o la mandíbula directamente al oído interno.

"No era mi objetivo convertirme en cyborg; mi objetivo era extender mi percepción de la realidad"

Neil Harbisson

artista cyborg

“No era mi objetivo convertirme en cyborg; mi objetivo era extender mi percepción de la realidad”, platica Harbisson en entrevista. “Empezó como un proyecto artístico donde el objetivo era poder percibir los colores a través de vibraciones y, como el sistema me gustó mucho, decidí implantármelo en forma de una antena para tener un nuevo órgano para percibir los colores”, agrega.

La asociación color-sonido también significa que percibe colores cuando escucha música o incluso discursos, y cada sílaba tiene una frecuencia relacionada con el color. Una vez que Neil aprendió a identificar los colores mediante las vibraciones, amplió la capacidad de la antena a infrarrojos y ultravioletas para “poder percibir aún más colores de los que podría un ojo humano”. Eventualmente, también le añadió conexión a internet para recibir colores a través de esta vía.

Ahora, Neil no solo es capaz de detectar colores que son invisibles para el ojo humano, sino también saber si hay detectores de movimiento en algún cuarto o si es un buen o mal día para tomar el sol dependiendo de los altos niveles de luz UV que detecta su antena. También es capaz de recibir colores desde prácticamente cualquier parte del mundo si así lo desea, e incluso permitir que sus amigos “coloreen” sus sueños.

Estas son solo unas cuantas habilidades que la tecnología le puede dar a un ser humano, pero aún hay más que abordar sobre lo que podría ser el futuro de la humanidad.

Convertirse en cyborgs podría derivar en un beneficio cultural y medioambiental

La idea de adquirir nuevos órganos o sentidos a través de la tecnología no solo conlleva “aumentarse” a uno mismo en sus capacidades y percepciones físicas. De acuerdo con Neil, también trae consigo beneficios colaterales que pueden trasladarse a áreas culturales e incluso a nuestra relación con la naturaleza.

“Cualquier nuevo sentido crea una nueva cultura, porque la cultura está basada en sentidos. Por lo tanto, si creamos nuevos sentidos, podemos crear nuevos tipos de cultura”, explica Neil. “Todo lo que conocemos de nuestro alrededor lo percibimos a través de nuestros sentidos y experiencias; cuantos más sentidos tengamos, más posibilidades tenemos de generar conocimientos nuevos”, agrega.

Neil es el ejemplo perfecto de cómo nuevos estímulos sensoriales abren nuevas posibilidades culturales. Como él mismo explica, el escuchar colores le permite ahora “vestirse de forma que suene bien”. “Si me visto en rosa, amarillo y azul, estoy vestido en do mayor”, dijo Neil durante una plática que dio en la presentación de la 11ª generación de procesadores Intel. También puede pintar lo que escucha o componer música con los colores que percibe de su comida.

En cuanto a los beneficios ambientales, Neil explica que las habilidades que generemos a través de nuevos órganos cibernéticos impactarán directamente en nuestra relación con el planeta.

“Al tener visión nocturna, por ejemplo, no tendríamos que usar luz o gastar energía para crearla cuando es de noche. Eso sería bueno para el planeta”, explica. “También, si pudiésemos regular nuestra temperatura, no tendríamos que utilizar calefacción o aire acondicionado y, por lo tanto, no tendríamos que cambiar la temperatura del planeta”, agrega.

El arte también encontraría nuevas formas de expresión a través de los cyborgs

De la mano de Moon Ribas —otra artista cybrog que durante siete años tuvo un sentido sísmico a través de un sensor en línea que le permitía percibir terremotos en cualquier parte del mundo— Harbisson fundó la Cyborg Foundation en 2010.

Uno de los principales pilares de la fundación es el de promover el arte cyborg, y este se encuentra cada vez más presente con nuevas e innovadoras maneras de realización.

Por ejemplo, uno de los artistas residentes de la fundación, Pol Lombarte, está creando un órgano que se ligará a los latidos de su corazón para hacer un tipo de arte/performance a través de este. “Es un reloj que va a ir avanzando dependiendo de sus latidos; cuando el reloj pare, es que habrá muerto. Es una obra de arte, es un reloj que va a durar tanto tiempo como él esté vivo”, explica Neil.

Neil y sus compañeros ahora están trabajando en “criptonizar” el arte cyborg mediante NFTs y que alguien pueda entrar a sus cuerpos mediante blockchain. Básicamente, estarían poniendo a la venta sus sentidos.

“Vamos a tokenizar nuestros sentidos. Por ejemplo, yo cuando me tokenize, alguien va a poder comprar acceso a mi mente —el NFT de Neil Harbisson va a dar acceso a mi cerebro para poder enviarme colores—. Lombarte va a tokenizar su corazón para poder alterar sus latidos”, explica Neil.

La ciberseguridad como el siguiente derecho básico de la humanidad

Si bien la idea de poner a la venta sentidos cyborg suena peculiar, saca a cuestión otro factor importante: la seguridad de los cuerpos cyborg.

Además de promover el arte cyborg, la Cyborg Foundation tiene como misión ayudar a las personas a convertirse en cyborgs y defender sus derechos. Estos abarcan:

  • La libertad de decidir qué órganos y sentidos quieren tener.
  • La libertad de que nadie los desmonte; es decir, que nadie pueda quitarles los sentidos u órganos que se hayan implantado.
  • El derecho a que los implantes sean considerados órganos, y no wearables.
  • La soberanía de sus cuerpos; es decir, el derecho a decidir quién o qué entra en su cuerpo a través del internet u otros medios.
  • La igualdad para mutantes; es decir, un mutante o cyborg legalmente reconocido gozará de todos los derechos, beneficios y responsabilidades que se extienden a las personas físicas.

El cuarto punto hace alusión a los peligros del hackeo. El siguiente paso lógico, de acuerdo con Neil, sería que la ciberseguridad se convierta en un futuro en un derecho humano básico.

“Yo creo que si la conexión a nuestros cuerpos está mediante una red segura como sería blockchain, es muy difícil que alguien desconocido pueda acceder a ella, pero siempre hay un riesgo”, dice Neil.

“Tenemos que estar preparados. Las leyes ahora mismo no contemplan esta situación; hay una contemplación de hackeo a máquinas y también el de agresión física, pero el hecho de que alguien desconocido entre en mi cuerpo sin permiso a través de internet no está contemplado. Por eso los gobiernos tienen que empezar a plantearse nuevas medidas donde el hackeo se contemple como una agresión física, y no como una agresión a una máquina o a la privacidad”, explica.

“Todos tenemos derecho a decir qué sentidos y órganos puedes tener como especie y a poder defender estos nuevos cuerpos”, agrega Neil.

¿Qué tan preparado está el mundo para los cyborgs?

Uno de los principales retos que enfrentan los derechos cyborg actualmente es la aceptación, de acuerdo con Neil. “Creo que uno de los retos es que la sociedad acepte la diversidad de especie. De la misma forma que en el siglo XX, [este] sigue teniendo el reto de la aceptación de género; ahora creo que vamos a ver este reto de que la sociedad te acepte [como cyborg]. La sociedad va [a empezar a ver] una diversidad de especie, personas con sentidos y órganos que no son tradicionalmente humanos o personas que no se sienten 100% humanas”.

“Yo me identifico cómo un cyborg porque siento que no uso ni llevo tecnología, sino que soy tecnología”, dijo Neil durante el evento anteriormente mencionado de Intel. Y es precisamente esta nueva forma de identificarse sobre la cual tendrán que cambiar varios aspectos del mundo actual.

De hecho, Neil tuvo que discutir sobre esto con la agencia de pasaportes de Reino Unido en 2004, debido a que le habían denegado la renovación del pasaporte porque su foto no podía tener elementos electrónicos; sin embargo, Neil argumentó que este era un órgano más de su cuerpo y que se identificaba como cyborg. Debido a esto, debían aceptar a su antena como parte de su imagen e identidad. Al final, logró que lo aceptaran.

Cyborgs
Foto: Cortesía de Neil Harbisson

También, convertirse en cyborg podría abrir nuevas discusiones sobre la nacionalidad. Si nosotros nacimos en un país, pero nuestro cuerpo tiene un órgano creado con materiales originarios de otro, ¿eso nos da el derecho a la ciudadanía de este? Neil cree que sí debería.

Los materiales con los que están fabricados la antena con la Neil percibe colores son de Suecia, por lo que él busca la nacionalización del país nórdico. “Ahora mismo, si yo vivo en Suecia durante cinco años, creo que entonces puedo ser sueco; sin embargo, no se ha contemplado que si Suecia vive en mí durante 17 años, ¿por qué no puedo yo ser sueco también?”, cuestiona.

“Es una pregunta entre filosófica y real. Si tienes implantes que son de un país y estos— que son órganos, al final— te hacen sentir de ese país no creo que estemos tan lejos de poder contemplar esta opción de poder nacionalizarte de un país donde una parte de tu cuerpo forma parte. Es una pregunta que podría plantearse más en un futuro”, agrega.

Otro reto a enfrentar es que actualmente no existen comités de bioética que acepten las cirugías cyborg. En el caso de Neil, la cirugía de su antena fue cuestionada por estos comités porque decían que no era “ético” percibir más colores que un ojo humano o tener un órgano que no es tradicionalmente humano. “Una vez haya un comité de bioética que acepte cirugías cyborg, seguramente existirá una clínica cyborg y vamos a ver más personas añadiéndose nuevos órganos y sentidos”, comentó.

Nuestro futuro cibernético podría estar más cerca de lo que creemos

Sobre qué tan pronto estaríamos viendo la normalización de la vida cyborg, Harbisson cree que podría ser tan pronto como finales de esta década. Esto debido en gran medida a la facilidad de adquirir tecnología.

“Yo creo que durante esta década, a finales de los años 20, va a haber muchos más cyborgs o personas unidas a la tecnología. Esto porque cada vez es más fácil crear la tecnología; cada vez es más pequeña, más biocompatible… la podemos crear en casa con impresoras 3D. Cada vez es más fácil crearlo y cada vez hay más gente que se siente psicológicamente unida a la tecnología, sobre todo la gente nacida en el siglo XXI”, afirma.

Debido a ello, Neil sostiene que pasar de esta unión psicológica a una física no es un gran paso para muchos. Puede que tenga razón y que, cuando nos encontremos en la víspera del 2030, la tecnología nos haya ayudado a escalar al siguiente escalón evolutivo de la humanidad.

Author

  • Héctor Cueto

    Héctor Cueto Holmes es licenciado en Periodismo y Medios de Información por el Tecnológico de Monterrey. Con más de 14 años de experiencia en el ámbito editorial, comenzó su carrera como reportero en Animal Político (anteriormente Pájaro Político). A lo largo de su trayectoria, ha ocupado diversos cargos en medios destacados: fue consejero editorial para la sección Internacional del periódico Reforma, coeditor de la revista Deep del Grupo Medios y editor de Tecnología en Business Insider México, donde ha cubierto el impacto de diversas tecnologías en los ámbitos social, económico y de entretenimiento.

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    Héctor Cueto Holmes es licenciado en Periodismo y Medios de Información por el Tecnológico de Monterrey. Con más de 14 años de experiencia en el ámbito editorial, comenzó su carrera como reportero en Animal Político (anteriormente Pájaro Político). A lo largo de su trayectoria, ha ocupado diversos cargos en medios destacados: fue consejero editorial para la sección Internacional del periódico Reforma, coeditor de la revista Deep del Grupo Medios y editor de Tecnología en Business Insider México, donde ha cubierto el impacto de diversas tecnologías en los ámbitos social, económico y de entretenimiento.

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Sobre el autor

Héctor Cueto Holmes es licenciado en Periodismo y Medios de Información por el Tecnológico de Monterrey. Con más de 14 años de experiencia en el ámbito editorial, comenzó su carrera como reportero en Animal Político (anteriormente Pájaro Político). A lo largo de su trayectoria, ha ocupado diversos cargos en medios destacados: fue consejero editorial para la sección Internacional del periódico Reforma, coeditor de la revista Deep del Grupo Medios y editor de Tecnología en Business Insider México, donde ha cubierto el impacto de diversas tecnologías en los ámbitos social, económico y de entretenimiento.

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