A un día de conocerse los nominados a los premios Oscar, el cineasta francés Jacques Audiard habla de las dificultades que podría enfrentar en la competencia su película Emilia Pérez, un musical surrealista sobre un narco mexicano que se transforma en mujer.
“Es posible” que el regreso del magnate republicano Donald Trump al poder de Estados Unidos y los devastadores incendios en Los Ángeles viren la mirada del jurado hacia un cine más local, asegura Audiard en conversación con AFP en la Cinemateca de Bogotá.
“Con lo sucedido en Los Ángeles, la gran dificultad que deben estar atravesando en estos momentos, van a tener que, cómo decirlo, jugar de locales. Van a tener que reafirmar dónde recuperar su confianza y probablemente será a través de su cine”, sostiene el cineasta de 72 años, luciendo gorra, lentes de sol y una camisa que combina con sus zapatos estampados de leopardo.
Y con el gobierno Trump “2025 no será un año muy divertido”, añade sobre un tapete rosa próximo a una sala donde resuena su película.
Polémica y favorita
Protagonizada por la actriz española transgénero Karla Sofía Gascón, Emilia Pérez es una de las favoritas para llevarse el premio de la Academia a la mejor película y pelear en las categorías de actuación y dirección.
El anuncio de las nominaciones se llevará a cabo en línea el 23 de enero, luego de ser pospuesto dos veces debido a los graves incendios que dejan 27 muertos en Los Ángeles desde comienzos de mes.
A 2,600 metros sobre el nivel del mar y en medio de una gira que lo ha llevado a países como Estados Unidos, México y Colombia, Audiard fuma un cigarrillo entre una entrevista y otra y se dice “agotado”.
“Me siento como en una gira de rock’n’roll, como si estuviera dando conciertos cada noche”, bromea.
Su nueva película narra la historia del narco mexicano Manitas, un poderoso barón de la droga que orquesta su desaparición para cumplir un sueño: convertirse en mujer, en Emilia.
“Película bastarda”
Ganadora del Premio del Jurado en Cannes y cuatro Globos de Oro, Emilia Pérez es ovacionada en festivales, pero parte aguas en el país que la inspiró.
Audiard es blanco de una avalancha de críticas en México, acusado de falta de rigurosidad para tratar un tema sensible como los desaparecidos y la violencia. También de haber privilegiado la filmación en estudios de Francia y de solo tener una actriz mexicana en su reparto.
“Es una película rodada en París y hablada español. Es una película bastarda. ¡Yo soy un bastardo!”, sostiene el director, quien asegura que previamente hizo una investigación “sociológica” y “criminal” de más cuatro años, con decenas de entrevistas.
Pero en un punto hay que suspender la documentación, “porque sino terminas haciendo un documental”, añade Audiard.
Antes de Emilia Pérez, su plan “en 2016 era hacer una comedia musical sobre narcos en Colombia”, el mayor productor de cocaína del mundo.
Audiard esquiva los reproches al explicar que sus obras “exceden lo verosímil”, en este caso el punto de partida era una ópera y apuesta por contar historias más universales.
“Aparte de Adriana (Paz), no hay actrices mexicanas, pero cuando caminas por las calles en Bogotá, en Ciudad de México ¿Cuál es, entre comillas, el “tipo mexicano”? (…) Selena (Gómez) y Zoé (Saldaña) aportaban una dimensión comercial, no se puede negar, y al mismo tiempo, creo que estaba apretando el acelerador de la diversidad”, explica.
“Detesto” la narcocultura
En la historia Manitas deja atrás la melena a la cintura, tatuajes en el rostro y dientes de oro. Transformado en la glamurosa Emilia, también lucha por desprenderse de las huellas de la guerra y convertirse en una mejor persona.
“¿Es cierto que el círculo de la violencia masculina, ligada al patriarcado y a la virilidad, es un círculo fatal? ¿Es inevitable o se puede romper? Emilia, sin duda ingenuamente, se lo cuestiona”, explica Audiard.
El también director de las laureadas Un profeta (2009) y Dheepan (2015) entre otras, niega tener alguna “fascinación” por las representaciones de los narcos, muy presentes en telenovelas, series y películas sobre Colombia, donde Pablo Escobar y otros capos ya fueron protagonistas.
“Los detesto (…) no soporto los ataques a la democracia, la narcocultura es un ataque a la democracia, para mí son fascistas”, asevera.
Con frecuencia llamado el “Scorsese francés”, Audiard admira del director estadounidense las “buenas razones” que ha dado para hacer un cine a la vez “local y universal”.
También reconoce la influencia del recién fallecido David Lynch como “uno de los mayores artistas visuales” que “volvió accesible el arte contemporáneo”.
“La primera toma de los mariachis, esa es de Lynch”, reconoce y termina la entrevista en una nota modesta.
“¿Que si soy un rockstar? No, no creo, no soy más que un pequeño francés”, remarca.
Por Lina Vanegas / AFP