El ecosistema de las startups es complejo y el camino desde una idea prometedora hasta un producto viable y escalable puede estar lleno de desafíos. Para ayudar a los emprendedores a navegar estos retos, Boostart y WANDR han unido fuerzas.
Esta alianza busca ofrecer un enfoque integral que va desde la concepción de la idea hasta la preparación para la presentación a inversionistas. En entrevista para Fast Company México, Lina Silva, CEO de WANDR, y Edward Neira, cofundador de Boostart, explicaron los detalles de esta colaboración.
EL DESAFÍO DE ATERRIZAR UNA IDEA EN UN MVP
Uno de los mayores retos para cualquier startup es pasar de una idea a un producto mínimo viable (MVP). Esta es una etapa clave que requiere una combinación de claridad estratégica y ejecución técnica.
Neira explicó que Boostart se especializa en acompañar a los emprendedores en las primeras etapas, cuando muchas ideas aún están en un estado abstracto. “El tema más difícil es poder aterrizar la idea en un MVP”, comentó Neira. En esta fase inicial, Boostart trabaja con los emprendedores para desarrollar el modelo de negocio, identificar las ventajas competitivas y estructurar su visión.
El tema más difícil es poder aterrizar la idea en un MVP
Sin embargo, cuando llega el momento de transformar esa idea en un producto tangible, las startups se enfrentan a la falta de experiencia. Aquí es donde WANDR entra en escena. “Aunque hoy WANDR trabaja con empresas más grandes, nuestra pasión siempre ha sido ayudar a las startups en esas primeras etapas de construcción”, señaló Silva. WANDR se encarga del desarrollo del MVP, asegurando que la idea inicial se materialice en un producto viable que pueda captar el interés de inversionistas.
COMPLEMENTAR FORTALEZAS
La alianza entre Boostart y WANDR surge precisamente para cubrir las necesidades que enfrentan las startups en estas dos etapas cruciales.
Boostart ofrece la estructura para validar las ideas y desarrollar un plan de negocio sólido, mientras que WANDR aporta su experiencia en desarrollo de productos digitales. “Nos dimos cuenta de que compartimos valores y que nuestras fortalezas se complementan muy bien”, afirmó Silva.
Este enfoque permite que las startups no solo reciban apoyo en la fase de ideación y planificación, sino que también puedan desarrollar un MVP funcional antes de presentar su proyecto a los inversionistas.
La metodología conjunta se enfoca en la agilidad y en minimizar el riesgo de los emprendedores al invertir grandes cantidades de capital en tecnología sin haber validado primero la idea en el mercado.
EL ECOSISTEMA DE STARTUPS, UN ENTRONO COMPETITIVO
Aunque el ecosistema de startups en América Latina ha crecido de manera significativa en los últimos años, tanto Neira como Silva coinciden en que es un entorno complicado. “Es un ecosistema difícil, donde la agilidad es clave. Si tienes una idea y te tomas demasiado tiempo para ejecutarla, corres el riesgo de que alguien más la desarrolle o de que el mercado cambie”, explicó Silva.
Ante este dinamismo, muchas startups se enfrentan a barreras estructurales que complican su desarrollo, como la falta de acceso a financiamiento en las primeras etapas. “El acceso a fondos sigue siendo limitado, especialmente cuando solo tienes una idea. Los inversionistas están más dispuestos a apoyar startups que ya tienen tracción y ventas”, comentó Neira.
Para abordar este problema, Boostart y WANDR no solo ofrecen acompañamiento, sino que también invierten capital propio en algunas de las startups que apoyan, alineando así sus intereses con los de los emprendedores.
EL FUTURO DEL VENTURE STUDIO EN LATAM
Tanto Neira como Silva creen que el modelo de Venture Studio, que consiste en cofundar startups y acompañarlas desde la gestación de una idea, es una tendencia que irá en aumento en la región. “Este modelo ya está bien desarrollado en Europa y Estados Unidos, pero en América Latina aún es incipiente” comentó Neira. Agregí, sin embargo, que se empiezan a ver los resultados, y las tasas de éxito son prometedoras.
A diferencia de las aceleradoras tradicionales, que tienden a entrar en juego cuando una startup ya tiene cierto nivel de validación y ventas, el Venture Studio trabaja desde la concepción de la idea, proporcionando un apoyo mucho más profundo. Este enfoque es especialmente valioso en un ecosistema donde las barreras para los emprendedores son altas y donde el acceso al capital es limitado.